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100 JOAQUÍN GIL HONDUVILLA nuestro uniforme no tenemos traje de hilo o de kakis, nos lo hagamos porque aunque corta había una temporada de calores que no podremos resistir con otros trajes. También recomiendan mucho impermeable y botas de goma”13. Así mismo, los agregados en Japón procedieron a habituarse con la zona donde se estaban desarrollando las operaciones a través de la adquisición de planos de detalles. Los representantes del ejército japonés les informaron que los planos les serían suministrados en los cuarteles generales de los ejércitos en los que iban a ser destinados, cuando desembarcaran en Corea, De todos modos, ya desde un primer momento los oficiales españoles se hicieron con planos de distintas procedencias, esencialmente ediciones alemanas y francesas, aunque también alguno de origen japonés, que eran considerados los mejores. Ya en uno de los informes emitidos el 5 de julio de 1904, el capitán Herrera indicaba los problemas que estaban teniendo con el análisis y comprensión de los planos que estaban a su disposición, toda vez lo ininteligibles de los editados en japonés a la hora de determinar y fijar la localización de los municipios y accidentes geográficos, y porque los impresos en inglés tenían el inconveniente de que los nombres estaban transcritos con la modulación de sonidos con arreglo a la escritura de la pronunciación inglesa. A todo esto, habría que indicar, como señala el informante, que “y si a esto se añade que los nombres igualmente escritos en chino, que en japonés tienen una pronunciación bien distinta en este último idioma, comprenderá V. el jeroglífico tan intrincado que le resulta a uno el nombre de cada punto”14. Desde este primer informe de 2 de mayo de 1904 y hasta su embarque para zona de operaciones, el capitán Herrera envió al general José Barraquer extensos informes en los que procedía a valorar, con los datos de que disponía en el archipiélago nipón, la situación militar del conflicto ruso-japonés y diversas circunstancias personales vividas por los agregados militares durante su estancia en Yokohama y Tokio. Hoy se tiene constancia de que este oficial remitió a sus superiores en España informes en fechas 10 de mayo, 5 de junio, 30 de junio y 22 de julio de 1904. Vistas las restricciones marcadas por el ejército japonés en cuanto las fuentes de información y de comunicación de los agregados con sus respectivos países, los militares españoles, además de sus informes “clandestinos”, procedieron a valorar el conflicto a través de lo que podríamos denominar “fuentes abiertas”, entre las que destacaban los muy parcos informes oficiales emitidos por el ejército japonés. Gracias a las influencias y relaciones 13 Ibidem, 19. 14 Ibidem, 41. Revista de Historia Militar, 126 (2019), pp. 100-148. ISSN: 0482-5748


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