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116 JOAQUÍN GIL HONDUVILLA fecha que Herrera considera de arranque del bloqueo no es otra que la del inicio de los bombardeos de las instalaciones militares rusas por parte de las baterías de artillería japonesas. Durante todo el bloqueo los atacantes habían empleado cuatrocientas bocas de fuego. “entre ellas varios cañones de 15 cm y 18 obuses de… (censurado)…empleados por primera vez en operaciones de sitio, según creo”. Es de sumo interés la descripción que hace del asalto de estos reductos, pues con un lenguaje lacónico explica la dureza de los combates y el esfuerzo de ambos ejércitos. Así señala: “El Ejército Japonés, en su avance hasta hoy, ha llegado hasta la línea de fuertes destacados, tomando tres grandes fuertes, construidos bajo las más exigentes reglas de la moderna fortificación permanente, y una porción de posiciones fortificadas, de gran importancia, algunas de ellas a retaguardias de la citada línea de fuertes destacados, y por consiguiente más cercanos con relación a la ciudad. A todos los fuertes permanentes y a varias de las posiciones fortificadas sólo se ha podido llegar por medio de la zapa, y después, en los fuertes, ha sido necesario, abrir brechas con las minas en la contraescarpa, pelear en el foso, abrir brecha con las minas en el parapeto, atacar rudamente en los asaltos, después, para entrar, pelear dentro del fuerte y pelear últimamente en las obras de la gola para concluir de tomar la fortificación… Los edificios del arsenal, fábricas, almacenes de municiones y víveres, cuarteles, edificios militares y gran parte de la ciudad han sido incendiados y convertidos en ruinas por las bocas de fuego del Ejército sitiador”34. Es en este momento donde la censura militar es más cruel con el este documento, pues nos impide saber el número de fuerzas empleadas por el ejército japonés en el cerco de la plaza, las bajas en los asaltos de los reductos, o las que tuvieron lugar en los meses de julio y agosto de 1904 en las epidemias de beriberi y disentería que sufrieron los sitiadores. No se encuentran censuradas las cifras estimadas sobre las fuerzas rusas cercadas. Herrera calculaba que los rusos tenían entre treinta a treinta y cinco mil hombres cuando el istmo de Kineho fue cortado, suponiendo que en el momento de la rendición no serían más de seis o siete mil las fuerzas útiles. De todos modos, el informe es interesante porque contiene las valoraciones que este militar daba a las distintas fuerzas enfrentadas. Sobre este asunto el capitán Herrera manifestaba: “la resistencia de los rusos ha sido heroica, sólo comparable, por oposición, al arrojo y bravura que han derrochado los japoneses. 34 Ibidem, 71 y 72. Revista de Historia Militar, 126 (2019), pp. 116-148. ISSN: 0482-5748


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