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>> Hermandades y Asociaciones Nos trasladamos en los vehículos atravesando la ciudad hasta que fi nalmente llegamos al punto de inicio de la prueba. Son las nueve y cuarto de la mañana, y el espíritu de nuestros legionarios se hace presente al pisar con nuestros pies el mismo terreno en el que ellos acamparon. Se rememora su hazaña en lo alto de la colina, rezamos y ponemos a los pies de nuestro Cristo de la Buena Muerte nuestras intenciones y deseos de todos los que con el corazón nos acompañan en esta prueba. Y como no puede ser de otra manera se recitan dos Espíritus de DE COMPAÑERISMO y DE SUFRIMIENTO Y DUREZA. Tras los primeros 10 kilómetros, nuestros compañeros de Xeruta nos está esperando en un cruce, para hacer el primer avituallamiento, así fue durante todo el camino, este equipo se merece todo por su constante apoyo, soporte y ayuda cuando fue necesario. Ahora ya sí marchamos a través de un entorno más impresionante, pasamos por caminos desérticos, fi ncas de melones y trigo, douares, chumberas. A la una del mediodía, hace calor, mucho calor. Las previsiones nos habían vaticinado un día nublado con una temperatura media de veintitrés grados. La realidad fue muy distinta, un fuerte viento de levante, seco y caliente, día despejado y con temperaturas de 36 grados. Comienza a aparecer algún síntoma de cansancio en el equipo y nos damos cuenta que el día iba a ser duro por el fuerte calor y la sequedad imperante. En el fondo nada distinto a lo que tuvieron nuestros legionarios en el año 1921 donde, como hemos visto, las crónicas hablan de altas temperaturas y viento de levante durante la marcha. ¡Eso sí, ellos con el equipo de combate y los pertrechos! Esa visión nos anima y nos hace más fuertes en los momentos más duros del día. En el alto para la comida. El punto elegido es un antiguo puente al que los locales siguen llamando “El Puente Español” porque lo construyeron los nuestros durante la época del protectorado. En este aparecen mareos, caídas de tensión, algún vómito, escalofríos,… pero hay que seguir, la próxima parada es en el Paso de Sihuana, un alto con un desnivel de 200 metros de ascenso. A las cinco de la tarde llegamos a la población de Al Judhi. Estamos en el kilómetro treinta y dos. Algún miembro del equipo vuelve a resentirse… ¡pero se recupera milagrosamente! El equipo Xeruta compra agua y hielos. Desde Al Judhi, divisamos los extremos secos de un pantano, que en su día tendría agua, pero que hoy está absolutamente seco. Son las ocho y media y cae la noche. Nos acercamos al alto del Fondak de Ain Yedida. Un desnivel de 472 metros con 5 kilómetros de ascenso entre la maleza y pegados a una carretera que, tiene un gran tráfi co de coches y camiones que bajan entre sus curvas a una velocidad del demonio. Pero todo nos merece la pena. En el “Diario de una Bandera” se describe cómo nuestros legionarios ven a lo lejos las luces del Fondak y cómo, por lo enrevesado del sendero, les parece que, a medida que avanzan, está cada vez más lejos el alto. Empezamos a subir, el Capitán Tobías Antón que conoce bien el camino y sus riesgos, nos guía con precisión. ¡Finalmente llegamos al Fondak agotados tras 60 kilómetros de marcha, pero satisfechos! Son las 11:30 de la noche. La misma hora a la que llegó la Bandera en el año 21. ¡Seguimos sus pasos de la forma más fi able posible! Encontramos una fonda para cenar algo. Después encontramos un lugar digno para dormir y descansamos unas horas. ¡Los 46 548 · III-2019 La Legión


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