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entrevista Coronel auditor Begoña Aramendía Rodríguez de Austria, vicesecretaria general técnica «Ha habido un gran avance en CONCILIACIÓN» Destaca que el modelo de integración de la mujer en nuestras Fuerzas Armadas, del cual fue una de sus pioneras, es «avanzado e igualitario» ELLA misma constituye un buen ejemplo de una de las principales transformaciones que se han producido en las últimas décadas en las Fuerzas Armadas: fue en 1989 una de las primeras mujeres que ingresaron en el Cuerpo Jurídico Militar, tras lo cual accedió como fiscal a la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo; en 1998 se convirtió en la primera oficial española que se incorporó a un puesto en la OTAN; en 2018 pasó a dirigir la División de Servicio de Apoyo al Personal y hoy es vicesecretaria general técnica del Ministerio de Defensa. «En nuestro modelo las mujeres tienen las mismas posibilidades de progresión en la carrera que sus compañeros», afirma la coronel auditor Begoña Aramendía Rodríguez de Austria, quien se considera, «por encima de todo, una militar vocacional ». Nacida hace 54 años en Sidi Ifni, hija, nieta y bisnieta de militares y la única de cuatro hermanos que continuó la saga, asegura que su prioridad será «seguir trabajando día a día para las Fuerzas Armadas con lealtad, dedicación y esfuerzo, con la responsabilidad que conlleva». —¿Cómo ha sido el proceso de integración de la mujer en los Ejércitos y la Armada, que ha vivido en primera persona? —Progresivo en el tiempo. En estos treinta años las Fuerzas Armadas han evolucionado para dar respuesta a diferentes situaciones derivadas del ingreso de la mujer en un ámbito tradicionalmente masculino. Hubo que realizar cambios normativos, de infraestructuras y uniformidad, por ejemplo, y también hubo que cambiar mentalidades para hacer valer la presencia de la mujer como un militar más con las mismas obligaciones y los mismos derechos. Ello ha sido posible gracias al esfuerzo común de todos, de la propia institución militar y de sus miembros, mujeres y hombres. El camino recorrido ha sido muy satisfactorio, porque España cuenta hoy con un modelo avanzado, reconocido internacionalmente tanto por sus propias características, ya que la mujer puede acceder a cualquier cuerpo y escala, ocupar todos los destinos —incluidos los denominados puestos de combate— y alcanzar todos los empleos militares, como por contar con una estructura institucional permanente para velar por la igualdad, como es el Observatorio Militar para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en las Fuerzas Armadas, que depende de la Subsecretaría de Defensa. —¿Las pioneras lo tuvieron más difícil? —Es cierto que los inicios son más difíciles en una profesión tradicionalmente masculina como la militar. Éramos conscientes de que seríamos un referente para las que luego nos seguirían y por eso nuestro nivel de autoexigencia era mayor. No queríamos defraudar a quienes hicieron posible nuestra incorporación y queríamos demostrar a quienes tenían ciertas reticencias que se equivocaban, que estábamos allí como unos militares más, sin distinciones ni privilegios. Abrimos camino y nos sentimos orgullosas de ello. —La División del Servicio de Apoyo al Personal, que usted dirigió, cambió su nombre para incluir la palabra «Igualdad» ¿Por qué son necesarias en defensa las políticas de igualdad? —Para garantizar que mujeres y hombres puedan desempeñar sus cometidos con plena igualdad, y que cuenten con idénticas posibilidades de progresión en la carrera militar. Por ello hay que adoptar medidas que favorezcan la igualdad, de manera que esta no solo sea formal sino también real y efectiva. «El despliegue de mujeres militares en las operaciones en el exterior aporta un valor añadido» 18 Revista Española de Defensa Enero 2020


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