Page 147

RHM_extra_1_2019

146 GUILLERMO CALLEJA LEAL bate con las partidas insurrectas de Cavite que amenazaban la capital y que se estaban preparando en san Juan del Monte para el asalto. Echaluce derrotó a los insurrectos tagalos al no haber factor sorpresa por parte de ellos, por lo que salvó Manila, y los rebeldes se replegaron en desbandada dispersándose por el río Pasig, siendo perseguidos por los españoles. Allí los katipuneros sufrieron muchas bajas: 150 muertos y de 200 a 300 entre heridos y apresados. Sin embargo, el 1 de septiembre se recibieron noticias alarmantes sobre el alzamiento en la provincia de Cavite. Los insurrectos habían tomado poblaciones cercanas: Cavite el Viejo, Noveleta, Imus y San Francisco de Malabón. En esas poblaciones habían realizado asaltos, robos, asesinatos y toda clase de barbaridades; pero, además, obligaron a las tropas indígenas a sumarse a la rebelión y tomaron una gran cantidad de armamento y munición. Poco pudieron hacer las tropas españolas para frenar a las partidas insurrectas que se extendieron por toda la provincia. Con la fuerte derrota de los insurrectos en San Juan del Monte, decayó mucho la reputación de Bonifacio en el Katipunan. Sin embargo, muy poco después el jefe del Consejo Magdalo, Emilio Aguinaldo, derrotó a la guarnición de Imus, en Cavite, formada por guardias civiles y frailes armados que se habían hecho fuertes en una hacienda del poblado. El Gobernador Provincial de Cavite telegrafió a Blanco relatando la insurrección en su provincia en los días 1 y 2 de septiembre. Refiriéndose al poblado de San Isidro, escribió: “… A las tres del día 2 invadieron los filibusteros cabecera (de la provincia) en número desconocido: calculese en 2.000, incluyendo gente forzada, llevando banderas y música de Cabiao, cabecillas a caballo, todos cintas rojas y armas varias y muchas de fuego… Replegados los guardias por número de insurrectos y evitar bajas, volviose al cuartel… Todos los ataques fueron rechazados disparos certeros guardias causando vistas bajas considerables. Así transcurrió tarde y noche del 2. En la mañana del 3, … dispuse concentración de fuerzas, … desde donde rechazados continuos ataques, muchedumbre ensoberbecida, vieron tristemente arder el pueblo por todas partes; y así, mientras los filibusteros reparaban aparatos incendiarios para abrasarnos, con alimento escaso y gran fatiga estábamos dispuestos a morir, cuando aparecieron vaporcito río, llegando socorro a la una aproximadamente tarde”.120 120 GUERRERO, Rafael: Crónica de la Guerra de Cuba y de la rebelión en Filipinas. Barcelona, Editorial de M. Maucci, 1896, pp. 213-214. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 146-206. ISSN: 0482-5748


RHM_extra_1_2019
To see the actual publication please follow the link above