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148 GUILLERMO CALLEJA LEAL insurrectos. Allí los rebeldes tagalos se habían hecho fuertes en los recios muros del convento de los PP. Recoletos. El joven líder tagalo, Emilio Aguinaldo, salió con su partida al encuentro de la fuerza de reconocimiento española cerca del puente de piedra de Zapote, en la frontera entre las provincias de Manila y Cavite. Sin embargo, las tropas tagalas fueron emboscadas yendo de camino por las de Aguirre, sufrieron muchas bajas y el propio Aguinaldo tuvo que esconderse entre los numerosos cadáveres para no ser capturado. Tratándose de una columna de reconocimiento, Aguirre dejó alguna tropa para impedir el avance enemigo hacia Manila y regresó a la Capital para dar información sobre la situación y organizar una columna con más tropas.123 Esto fue lo que permitió a Aguinaldo planear el próximo combate que allí se librará y quedará a la espera del regreso de Aguirre al frente de una columna con tropas más numerosas. Para ello fortificó la orilla opuesta del río Zapote, destruyó una parte del mencionado puente sin que pudiera ser visto a quien llegara desde Manila y fijó una zona a batir a bocajarro con sus pequeños cañones (lantakas), arcos y flechas, mientras él llevaba el winchester de repetición que se había apropiado al tomar la hacienda de los frailes. Salvada Manila, Blanco reforzó su guarnición con tropas que estaban desplegadas por el Archipiélago: los regimientos de Infantería Joló nº 73 y Manila 74, un batallón del Regimiento Magallanes nº 70 y una batería de montaña. Sus operaciones militares fueron en realidad ineficaces, procurando la conservación de las capitales de provincia y abandonar las poblaciones campesinas en manos de los insurrectos. Blanco telegrafió al ministro de la Guerra, Marcelo Azcárraga: “Consecuencia haberse descubierto conspiración, lanzárosle prematuramente campo grupos armados más mil hombres. Atacados disueltos inmediaciones Novaliches por fuerzas del ejército, guardia civil, dejaron cuatro muertos, cinco heridos, seis prisioneros, corriéndose restos hacia montes San Mateo Boboso, pero seguidos por tropas. No bajará 4.000 el número comprometidos para lanzarse campo. Hasta ahora tienen pocas armas. En previsión acontecimientos serios conviene reforzar este ejército con 1.000 hombres peninsulares. Teniendo en cuenta circunstancias he acordado crear un batallón voluntarios (Leales Voluntarios de Manila) que contribuya mantener el orden”.124 El 5 de septiembre, Blanco volvió a telegrafiar a su ministro: “Las partidas insurrectas de Cavite, siguen cometiendo destrozos teniendo sus 123 Al no conocerse en Manila que la misión de Aguirre había sido de reconocimiento, se consideró un fracaso. “El 98 y Filipinas”. Ob. cit., pp. 43-44. 124  “98 y Filipinas”. Ob. cit., pp. 44-45. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 148-206. ISSN: 0482-5748


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