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LA GUERRA HISPANO-FILIPINA, 1896-1897 187 dez con la que se llevó a cabo estos primeros éxitos hizo pensar en España, tanto en la prensa como en los círculos políticos, que se había debido a que el ejército en campaña era el mismo que había organizado Polavieja, por lo que Primo de Rivera hizo una reorganización de sus tropas el 9 de mayo. Luego se reconquistaron los poblados de Maragondón, Ternate, Bailén y Magallanes. La campaña militar parecía fácil dado la escasa resistencia de los tagalos, salvo en Naic y Maragondón porque en ambos poblados hubo verdaderos combates y dificultad. Es cuando entonces Primo de Rivera pleno de optimismo, tras el indulto de su primera proclama al llegar a Filipinas, anunció el 12 de mayo que daba por terminada la intervención militar contra la Insurrección Tagala e inició entonces otra nueva política de atracción, de paz y de integración entre indígenas y peninsulares españoles. Por tanto el 17 de mayo, antes de continuar las operaciones militares en Cavite, en las que los insurrectos sufrirán muy fuertes derrotas, dictó su segundo decreto de indulto e incluso, como veremos más adelante, concederá después su tercer indulto el 18 de junio, todos publicados en La Gaceta de Manila.176 El 30 de mayo la prensa publicó su telegrama al Gobierno de Cánovas, en el que había dado por terminada la campaña militar: “La tranquilidad de Filipinas es igual a la de hace veinte años”. Pero no era la realidad, ya que Aguinaldo atravesó la línea de contención de las tropas en el mes de junio. Lo cierto es que Primo de Rivera había partido con un ejército de operaciones de cuatro brigadas diferente al ejército de Polavieja, ya que carecía de una reorganización y adiestramientos previos: −− La Brigada del general Suero, situada en San Francisco de Malabón. −− La Brigada del general Pastor, en Imus. −− La Brigada del general Ruiz Sarralde, que estaba en Silang. −− La Brigada del general Jaramillo, que estaba situada en tierra de Batangas, limítrofe con Cavite. El que Primo de Rivera diera por terminada la campaña hizo que la prensa atribuyera el éxito de su campaña militar a los méritos de Polavieja y no a los suyos. Tal consideración hizo que Primo de Rivera en su informe al Senado expresara su dolor por el injusto trato que había recibido su campaña militar, en la que, según él, había reconquistado incluso algunos poblados sin disparar un solo tiro. 176  TOGORES SÁNCHEZ, Luis: Ob. cit., p. 22. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 187-206. ISSN: 0482-5748


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