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INTERVENCIÓN MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN FILIPINAS... 215 los proyectiles les hacía poco eficaces para causar graves daños en los buques. De hecho, una de las pocas enseñanzas válidas de la guerra fue que los cañones de 1 a 6 libras de peso de granada y de 37 a 57 mm de calibre eran casi inútiles contra buques de algún porte, por lo que se tendió a substituirlos por modelos de 12 libras de peso de granada y 75 mm de calibre. Por último recordar que, como en la época los cañones se disponían todavía principalmente en los costados de los buques, casi la mitad de ellos no podían hacer fuego simultáneamente. Descontados los ligeros, los seis buques americanos tenían una andanada de 8 cañones de 203 y 22 de 152 y 127 mm, contra la española de 20 de 160 a 120 mm, más otros cinco de 90 y 70 mm, conjunto inferior, pero no de manera aplastante. En cuanto a los torpedos, eran el único aspecto en que la escuadra de Montojo tenía superioridad sobre la de Dewey, sumando trece tubos contra diez, y con más recargas que sus enemigos. Las deficiencias de los planes españoles Como ya sabemos, las cifras referidas a los buques españoles eran sólo teóricas, dado su mal estado de mantenimiento y la escasez de personal técnico o bien adiestrado en sectores tan decisivos como las máquinas, la artillería o los torpedos. Mucho de la culpa la tenía su intenso uso durante los años anteriores contra los piratas musulmanes de Mindanao, en la dura vigilancia del extenso archipiélago y contra la insurrección tagala desde 1896 a comienzos del mismo 98. Y tras el duro esfuerzo soportado, no parecía que España pudiera realizar otro para procurar los medios financieros, técnicos y humanos para paliar aquellas deficiencias. Y, pese a la paz de Biac na Bató, las misiones de vigilancia y represión de algunos nuevos estallidos rebeldes no habían permitido que la escuadra se recuperase en aquellos escasos meses. Parte del mal estado de la escuadra lo tenía la deficiente infraestructura: el arsenal de Cavite se había quedado anticuado para atender satisfactoriamente las necesidades de reparación y puesta a punto de los buques. Sólo podía reparar cruceros de poco más de 1.000, debiendo ir los mayores a reparar en los astilleros británicos de Hong Kong. Se era muy consciente de que aquello debía tener pronta solución, y pocos días antes de la guerra se recibió la nueva machina para el arsenal, y se esperaba un dique flotante que se terminaba en Gran Bretaña, con lo cual el arsenal podría carenar buques de hasta diez mil toneladas, dique que no llegó a tiempo para la Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 215-252. ISSN: 0482-5748


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