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LA GESTA DE LA DEFENSA DE LA POSICIÓN DE BALER... 275 suficientes hasta el 15 de agosto, teniendo previsto emprender la marcha a Manila el 11. Aguilar hubo de resignarse a la evidencia, le dijo que desperdiciaba la última oportunidad de ser socorrido y se despidió deseándoles suerte y dejando sobre la trinchera unos periódicos españoles34. Antes de abandonar Baler, el 31 de mayo, Aguilar escuchó de los desertores una absurda versión que explicaba, según ellos, el extraño comportamiento de los sitiados. Habían asesinado al capitán De las Morenas y al teniente Alonso con objeto de apoderarse de unos 12.000 duros que había en la caja de la comandancia y, por eso, se negaban a capitular o presentarse a los emisarios españoles que se enviaban a Baler. Cuando llegó a Manila, entregó su informe a de los Ríos en el que afirmaba que su misión había fracasado porque se tropezó con una obstinación jamás vista o con un espíritu perturbado35. De los Ríos antes de zarpar envió un telegrama al ministro del Ejército (general Polavieja) informando de la negativa del teniente Martin a evacuar Baler y dejando en el aire alguna sospecha. Todo resultaba muy extraño y nadie encontraba razones para justificar tanta tozudez. Solo unos pocos defendían a estas alturas el honor de los sitiados. En Baler, el teniente Martín se hacía su composición de lugar. Si como afirmó el teniente coronel Aguilar en uno de los parlamentos, los sitiadores esperaban su rápida rendición, era probable que se confiaran y relajasen la vigilancia, ofreciéndoles la oportunidad de salir a la desesperada. La rendición no la contemplada de ninguna manera. Echando un vistazo a las provisiones comprobó las existencias, solamente quedaba algo de arroz y unas pocas latas de sardinas, definitivamente, pensó que había llegado el momento. Saldrían el primero de junio. Al amanecer de este día, seleccionaron los fusiles en mejores condiciones y quemaron los 14 Máuser sobrantes junto a un rifle y un fusil Remington. Se repartió munición para cada uno e inutilizaron la sobrante, y se entregó una manta por individuo. Los dos presos, suponían un estorbo para los planes de salida, pero aun así, el teniente Martín decidió llevarlos. Mientras el resto estaba con los preparativos, se acercó al calabozo para hablar con ellos y convencerlos para que marchasen con ellos. La reacción contraria y violenta de estos le hizo entender que suponían un peligro para la suerte de todos. La decisión a 34 Para el médico y los frailes, la tipografía, el papel y el estilo editorial de aquellos periódicos les parecían auténticos, pero el teniente Martín estaba convencido de que solo eran unas burdas falsificaciones. 35 AGMS. Informe sobre la comisión Aguilar al general Ríos. Expediente personal del teniente coronel Cristóbal Aguilar y Castañeda. Leg. A-361 Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 275-300. ISSN: 0482-5748


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