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332 GERARDO LÓPEZ-MAYORAL HERNÁNDEZ De cara ya a 1898, España tenía todavía dos lejanos teatros o zonas de operaciones ultramarinas a los que atender frente a las ansias expansionistas preferentemente norteamericanas de la Doctrina Monroe y Mahan en el Caribe (Cuba y Puerto Rico) y, junto a otras potencias también en el Pacífico como Japón (Filipinas, Carolinas con Guam y Marianas con Palaos). A la simple inspección de un mapamundi se observa por su distancia con la metrópoli la dificultad ya de su simple sostenimiento, eminentemente naval por no decir su defensa costera y terrestre ante la ventajosa cercanía de EE.UU. apoyando incluso a los insurgentes e independentistas. Tras las anteriores progresivas anexiones por parte de EEUU. de los archipiélagos de Midway (1867) o Samoa (1878) y por Japón de las Islas Ryukyu (1879), el cinturón expansivo se iba cerrando en el Mar de Filipinas en torno al archipiélago y presagiando lo que todos conocemos ya como el “Desastre del 98”, capítulo final de los levantamientos que desembocarán en pequeñas guerras de independencia que irán teniendo lugar durante el siglo XIX, contexto en el cual iremos analizando sus banderas así como las del refuerzo de los Batallones Expedicionarios de Filipinas que se irán detallando más adelante. Fig. 8: Situación geopolítica relativa de los territorios españoles a mantener y defender Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 332-384. ISSN: 0482-5748


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