Page 43

RHM_extra_1_2019

42 LUIS MOLLÁ AYUSO poblaciones indígenas para el mejor desarrollo de las expediciones. De la clarividencia de sus instrucciones da fe el escrito de Felipe II a su virrey en Nueva España cuando le ordena: “Hágase como dice el fraile”. La flota tardó cinco años en armarse y al frente de la misma, dado que por su condición eclesiástica no podía ser Urdaneta, se nombró a Miguel López de Legazpi, un almirante guipuzcoano de edad madura que había sido el primer gobernador de la Capitanía General de Filipinas y fundado las ciudades de Manila y Cebú. La expedición quedó compuesta por la nao Capitana, donde arbolaba su insignia Legazpi que viajaba con Urdaneta, los galeones San Pablo y San Pedro y los pataches San Juan y San Lucas. El fraile agustino seleccionó cuidadosamente las tripulaciones para conseguir la mejor cohesión social y evitar motines, incluyendo un tercio de guipuzcoanos de su confianza elegidos en Nueva España y que ya se conocían entre sí. Los buques zarparon del Puerto de Navidad (Jalisco) el 21 de noviembre de 1564 y llegaron a Cebú en abril del año siguiente, ordenando Urdaneta la preparación urgente de la flota para partir en demanda de Nueva España, por ser esa la época propicia en materia de corrientes. Para enfrentar el tornaviaje, la flota zarpó de Cebú el primero de junio de 1565 con Urdaneta a bordo del San Pedro, poniendo inmediatamente rumbo al nordeste en dirección a Japón hasta encontrar la corriente de Kuro Shio, en cuyo seno navegaron entre los 30 y los 39 grados de latitud hasta divisar la isla de Santa Rosa, en California, costeando a continuación hasta alcanzar el tan largamente deseado puerto de Acapulco el primero de octubre de ese mismo año, inaugurando un próspero sistema comercial que daría alas al Imperio español y legando al mismo tiempo un misterio que se mantiene con el paso de los años, pues, tras dispersar una tormenta a los barcos, al llegar el San Pedro a Acapulco y para sorpresa de Urdaneta y Legazpi, encontraron atracado al puerto al patache San Lucas con su capitán Alonso de Arellano al frente. Hoy los historiadores no se ponen de acuerdo a la hora de responder a la pregunta de por qué la gloria del tornaviaje corresponde a Urdaneta en lugar de Arellano, que fue el primero en llegar. Es cierto que el San Lucas llegó empujado por una tormenta, probablemente gracias a la casualidad, mientras que Urdaneta tenía las cartas de vientos y corrientes y los conocimientos teóricos, y también que la orden religiosa de San Agustín tenía mucho peso en la época, pero ahí queda la polémica de una pregunta cuya respuesta nunca ha satisfecho completamente a todos. En cualquier caso, el conocido en todo el mundo como tornaviaje de Urdaneta, hecho realidad más de cuarenta años después de la expedición de Magallanes, supuso el establecimiento de la ruta conocida indistintamente como “el Galeón de Manila” o “el Galeón de Acapulco”, y localmente en Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 42-46. ISSN: 0482-5748


RHM_extra_1_2019
To see the actual publication please follow the link above