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72 LUIS E. TOGORES SÁNCHEZ español, pero comenzaba un conflicto que, dadas las características del país, sería difícil de resolver. La represión de la revuelta comenzó a cobrar sus primeras víctimas, fueron fusilados 13 miembros del Katipunan el 12 de septiembre, tras un consejo de guerra, apresados por sublevarse en Cavite el 2 de septiembre51. Muchos tagalos fueron obligados a abandonar sus puestos en la administración, procediéndose a la detención de los partidarios del Katipunan que se encontraban solapados entre los fieles a España. La Gaceta de Manila publica el 19 septiembre los decretos de embargo de los bienes de los sublevados52. A esta política inicial de lógica dureza siguió un amplio indulto por parte del general Blanco, al que no se acogieron casi ninguno de los alzados. El 1 de octubre llegaban los primeros refuerzos a Manila a bordo del «Cataluña». El 6 de octubre atracaba el vapor «Montserrat». El 14 salían para Cartagena y Fernando Poo los primeros tagalos deportados a bordo del «Manila». El mismo día llegaba el «Antonio López» con más refuerzos, al igual que ocurriría el 17. El 3 de noviembre llega el «Colón» con tropas y el 14 el «Covadonga». Con la llegada de estas tropas se produjo el comienzo en fuerza de las operaciones. Durante el mes de octubre se produjeron más de cien pequeños combates. Paralelamente a la grave situación que se vivía en Luzón estallaron dos pequeñas revueltas: una en Mindanao, en el Fuerte Victoria, donde la 3ª compañía disciplinaria pasó a sus mandos a cuchillo; descubriéndose también una conspiración entre las tropas tagalas del regimiento nº 68 de guarnición en Joló. Ambas no tuvieron grandes consecuencias para la seguridad del archipiélago, aunque sí mucha resonancia en la prensa española. Las acertadas medidas tomadas por Blanco, a pesar de sus escasos efectivos y posibilidades, paliaron sus errores anteriores por no tomarse en serio la amenaza de una gran revuelta, sirvieron para circunscribir la revuelta al centro de Luzón y a la etnia tagala. Entre las causas del fracaso de la conspiración en su intento de terminar con los peninsulares de un golpe, así como en las operaciones militares de las primeras semanas de la revuelta, hay que señalar la importante carencia de armas que sufrieron desde el primer momento los sublevados. Nunca dispusieron, inicialmente, de más de 1.500 armas de fuego de todo 51 Los fusilados fueron los conocidos en la historiografía filipina como «los trece mártires de Cavite»: Francisco Osorio y Máximo Inocencio propietarios millonarios; Victoriano Luciano, farmacéutico; Hugo Pérez, médico; José Lallana, sastre; Antonio San Agustín, comerciante; Agapito Conchu, maestro; Eugenio Cabezas relojero; Feliciano Cabuco y Mariano Gregorio, escribientes; así como dos alcaides de la prisión donde se había iniciado la revuelta. 52 R.D. de 18 y 25 de septiembre de 1896 firmado por R. Blanco. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 72-86. ISSN: 0482-5748


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