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82 LUIS E. TOGORES SÁNCHEZ La entrada en combate de estas unidades causó un gran impacto en la moral de los katipuneros:68 «Escrito este telegrama se me presentó comisión llegada del campo enemigo en Biac-na-bató con pases firmados por Aguinaldo, Llanera y otros: son aceptables le dejo marchar a Manila para allí terminar dando cuenta al Gobierno. Es indudable que estas soluciones responden al entusiasmo mostrado por todas las islas del archipiélago contra la rebelión». Rápidamente se cerraron las negociaciones con Paterno como mensajero y árbitro. La rendición estaba garantizada. Primo de Rivera narra así estos sucesos en su memoria al Senado:69 «(...) pedí explicaciones acerca del número de armas que tenían y debían entregar, porque no venían en los documentos, contestándome que era 587 en total las que entregarían; y como sólo de desertores y de otras procedencias tenían un número que se acercaba al doble, no podía conformarme con tan pocas, porque dudé de la sinceridad de todos (...). Tampoco aparecían las cantidades convenidas: habíamos tratado de 1.700.000 pesos, y sólo de 800.000 se habla en el documento, indicando su inversión». La cuestión de la entrega de las armas era una de las mayores preocupaciones de Primo de Rivera, especialmente al afirmar Paterno que Aguinaldo no tenía más de 587 armas, estando las que faltaban en manos de otros jefes. Las autoridades españolas exigieron el levantamiento de un estadillo en el que constase tipo de armas -especialmente las de sistema Remington y Mauser-, señalando a qué partida y jefe pertenecían y el número de insurrectos que las formaban. El 20 de noviembre llegaba a Manila un telegrama desde Madrid que decía: «Autorizo a V. E. para firmar acta; considera también ha llegado el momento de entregar primer plazo cuando a juicio de V. E. estén satisfechas condiciones convenidas, cuidando V. E. sin suspender acción militar, de que ésta no venga a interrumpir cumplimiento de lo convenido, o a dar pretexto a insurrectos para creer se les falta a lo estipulado. Urge concluir con todo».70 Para el Capitán General de Filipinas y sus generales la compra de la paz era la opción más razonable: «esta paz deja a salvo honor de España y del Ejército». 68 Ibidem, p. 133. 69 Ibidem, p. 134. 70  Ibidem, p. 135. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 82-86. ISSN: 0482-5748


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