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EL APOYO DE LA ARMADA A LAS FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO EN ALTA MAR Rafael GALLEGO NARANJO N el día a día de cualquier militar está el hecho de estar listo y dispuesto para la llamada a la acción real, máxime cuando siempre estamos adiestrándonos y preparándonos para atender a esa llamada; de manera individual o formando unidad, es a lo que aspiramos siempre (1). Asimismo, lo que ambiciona una unidad naval es actuar para dar lo mejor de sí. Bien cierto es que tras un ciclo de inactividad por mantenimientos programados, nunca se sabe cuándo pedirán de ti, de tu unidad, de tu barco, el 100 por 100. Es sabido que las unidades navales guían su actividad en base a un ciclo operativo, donde se necesita un período de inmovilización para la regeneración de la misma, en el que los mandos de la Flota no pueden contar con ella, y es el apoyo logístico el que tiene la responsabilidad de devolver dicha unidad en las condiciones óptimas para afrontar su actividad operativa hasta la siguiente inmovilización, inicio del próximo ciclo operativo. Lo que es seguro es que una vez finalizadas las obras (1) De las RR. OO. de las FF. AA. siempre nos motiva el artículo 20. Disponibilidad para el servicio. «Estará en disponibilidad permanente para el servicio, que se materializará de forma adecuada al destino que se ocupe y a las circunstancias de la situación, y realizará cualquier tarea o servicio con la máxima diligencia y puntualidad, tanto en operaciones como para garantizar el funcionamiento de las unidades»; y el artículo 19. Dedicación del militar. «Ejercerá su profesión con dedicación y espíritu de sacrificio, subordinando la honrada ambición profesional a la íntima satisfacción del deber cumplido. Deberá tener amor al servicio y constante deseo de ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga». 2020 105


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