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revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2019 generación Stealth (parte 3) 173 de pilones de armamento externo en misiones donde la necesidad de características de baja observabilidad no sean tan acusadas. La hipótesis más probable es que el avión disponga desde sus inicios de un radar AESA avanzado de funcionamiento en la banda X (aunque dada la tendencia actual no es descartable la integración de radares adicionales basados en la banda L, previsiblemente en los bordes de ataque del ala o en ciertas zonas de la sección del morro), dotado de diferentes modos de búsqueda aire aire –tanto BVR (beyond visual range) como ACM (air combat maneuvering)– y aire suelo, así como un EOS (Electro Optical System) de dimensiones más contenidas que los dispositivos existentes en la actualidad. Los sistemas funcionarían conjuntamente, según la filosofía sensor fusion. Más adelante, dado el desarrollo en materia de tecnología de detección cuántica, podría plantearse la implementación de un radar basado en esta. Se espera que el sistema de guerra electrónica cuente con un DASS (defensive air sub-system) de última generación, con un sistema de apertura distribuida con cobertura de 360 grados a modo de MAW (missile warning approach), contramedidas activas/ pasivas con posibilidad de empleo de decoys dispensables, similares al Britecloud de Leonardo y finalmente, algún tipo de direct infra red counter measure). Cabe destacar la posibilidad de integración de contramedidas cinéticas, como el AHS (Anti missile Hardkill System) de MBDA, presentado en la misma feria de Le Bourget de este año, que podría ser disparado contra un misil enemigo en su fase final terminal. El NGF podría llevar un total de al menos cuatro ingenios de este tipo, incorporándose al avión en un horizonte cercano al año 2040. LA VISIÓN BRITÁNICA. EL BAE TEMPEST A diferencia de lo ocurrido durante el desarrollo del programa Eurofighter, Inglaterra ha ido desvinculándose progresivamente de cualquier desarrollo conjunto de un futuro programa de caza europeo, anunciándose ya en 2015 en la Revisión Estratégica de Defensa y Seguridad la iniciativa del Programa Tecnológico del Futuro Sistema de Combate Aéreo, declarando oficialmente sus intenciones julio de 2018 a través de su memorándum de estrategia aérea de combate (Combat Air Strategy), rubricado por el secretario de Estado para la Defensa, Gavin Williamson. En el mismo, define a grosso modo la estrategia del Reino Unido en esta materia en los años venideros, destacando desarrollos en el Programa Eurofighter, el empleo conjunto con el F-35 Lightning II (del que Inglaterra es socio Tier I), y el desarrollo de un programa de caza avanzado propio, el BAE Tempest. Con este objetivo, se creó el consorcio Team Tempest, estando entre sus integrantes la Oficina de Capacidades de Respuesta Rápida de la Royal Air Force (RCO, que lidera el proyecto), el Laboratorio de Tecnologías y Ciencias de la Defensa (DSTL), y contratistas varios (BAE Systems, Leonardo, MBDA y Rolls Royce), a los que se han unido recientemente como naciones interesadas en la adquisición del mismo, Italia y Suecia. El concepto mostrado en Farnborough en julio de 2018 mostraba poco detalle, únicamente, una forma aerodinámica que desvela detalles claves como un morro prominente disponiendo de sendos difusores de admisión de tipo DSI, que alimentarían a motores de ciclo variable, de diseño y capacidades actualmente desconocidas (incluyendo una posible capacidad de vectorización del empuje), con toberas de escape integradas con el fuselaje. Al igual que el NGF, presenta BAE Tempest. (Imagen BAE)


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