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63 máquina y con copia (lo que se pudo hacer gracias al también famoso «arcón de Plana Mayor») y adjuntando la mayoría de las veces fotocopias de las páginas de los manuales donde aparecían los materiales y sus referencias, fue el motivo de los retrasos en los tiempos de respuesta. En lo que respecta al apoyo sanitario, no se tenía la posibilidad, como hoy en día, de atender a los heridos a través de un servicio de telemedicina (no sería hasta 1996 cuando se estableció una sesión de videoconferencia vía satélite Inmarsat desde la unidad de telemedicina del Hospital Militar Gómez Ulla, en Madrid, al centro médico del destacamento desplegado en Mostar). No obstante, se disponía de equipos de reanimación estabilización médica en los BMR ambulancia, de puestos de socorro (PS) en los destacamentos y de dos puestos quirúrgicos avanzados (PQA) sobre contenedor y tiendas en Jablanica y Dracevo, además de un equipo de veterinaria (bromatología, desinfección BMR, fumigación, análisis de aguas, etc.), un equipo de psicólogos y la importante colaboración de un dentista. VENTAJAS DE PARTICIPAR EN MISIONES DE PAZ DE NACIONES UNIDAS España llevaba colaborando con las Naciones Unidas en distintas misiones de paz desde  1989, aportando observadores militares. Sin embargo, esta era la primera vez que se participaba en una OMP integrados no solo en la fuerza de protección sino también en los cuarteles generales de la misión de UNPROFOR, razón por la que desconocíamos los procedimientos y formularios de funcionamiento de Naciones Unidas. Este desconocimiento, unido a que no tuvimos personal trabajando desde el primer momento en la división de logística (G1 y G4) del cuartel general de la misión de UNPROFOR5, integrada en la Administración Civil de la Misión (DMA), fue el motivo principal por el que, hasta la tercera agrupación, la AGT Madrid, Naciones Unidas no empezó a hacerse cargo de la financiación de las unidades españolas en Bosnia Herzegovina. Nuestra agrupación debió permanecer en zona siete meses para compensar el tiempo de menos que habían estado en zona las dos agrupaciones anteriores, al exigir Naciones Unidas una estancia mínima de seis meses para empezar a hacerse cargo de la financiación de ciertos gastos que pudieran tener los países durante el desarrollo de la misión de paz. Gracias a ello, no solo las arcas del Tesoro español (a través de la Delegación Permanente española en Naciones Unidas) se vieron recompensadas por los gastos del personal que se aportaba (reembolso generalmente estimado en un 10 % del total de la Fuerza y en cuantías de 988 $/hombre/mes y 291 $/ mes por personal especialista), sino también los soldados españoles, con los llamados dayly allowances y leave welfare (1,28 $/hombre/día y 10,5 $/ hombre/7 días cada seis meses, respectivamente). También España recibiría de Naciones Unidas una compensación por gastos de vestuario (65  $/hombre/mes) y armamento (5  $/hombre/mes), así como sobre los gastos que se realizasen relativos a la fortificación, en la utilización de aviones o barcos para el transporte de los distintos relevos, en la contratación de personal civil (intérpretes) y, también, por el desgaste prematuro sufrido en el material y equipo español empleado en el cumplimiento de la misión. Por último, Naciones Unidas apoyaba a la AGT Madrid con el suministro de los abastecimientos generales, la alimentación, el carburante, medicamentos, artículos de bienestar (televisión, neveras, material deportivo, etc.) y todo tipo de servicios para la vida de la unidad (alojamiento, alquileres de terreno, recogidas de basura, servicios de agua, luz, etc.). No me gustaría terminar esta primera parte, por ser de justicia, sin decir que el apoyo logístico pudo darse de manera eficiente gracias al espíritu de servicio, al sacrificio, a la capacidad de trabajo, la flexibilidad, la iniciativa y la creatividad de todos aquellos que componían las unidades logísticas, auténticos héroes anónimos de aquella misión. Parafraseando a Winston Churchill, nunca tantos combatientes debieron tanto a tan pocos logísticos. El apoyo logístico pudo darse de manera eficiente gracias a todos aquellos que componían las unidades logísticas, auténticos héroes anónimos de aquella misión NOTAS 1.  Van Creveld, M.: Los abastecimientos en la Guerra. Ediciones Ejército, Madrid,p.14; 1985. 2.  Lladó, J.: La guerra de los seis días. Editorial Juventud, Barcelona, pp.102 y 159; 1967. 3.  El teniente general don César Muro Benayas es el fundador y presidente de la asociación Amigos del Camino Español de los Tercios. En internet se pueden encontrar numerosas reseñas sobre las conferencias que él ha impartido sobre este tema. 4.  Abajo, F.: «El Planeamiento de la Operación C/S (Bosnia i Herzegovina) Nivel Operacional y Táctico». Revista Ejército n.º 844, número extraordinario junio, pp. 16-21; 2011. 5.  Barutell, J.: Logística en UNPROFOR y financiación de la agrupación española. Los datos económicos están sacados del trabajo entregado por el actual director de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra (DIAE), don José María de Barutell Rubio, durante el Curso de Estados Mayores Conjuntos, febrero de 1995. El general estuvo prestando servicios, durante más de un año, en la Oficina de Abastecimiento de la División de Logística (G4) del Cuartel General de la Misión UNPROFOR, coincidiendo con las AGT Canarias y Madrid.■


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