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detalles (cualquier información era válida) pero, sobre todo, no menospreciaron al enemigo. Todo lo contrario que los romanos, amparados por su superioridad numérica pero lastrados por su prepotencia y su ignorancia, así como por la impetuosidad del cónsul Varrón, quien infravaloró a los cartagineses hasta pagarlo caro: uno de los cónsules, Emilio Paulo, sucumbió en el combate junto a dos procónsules, 80 miembros del Senado y 29 tribunos, una auténtica criba de la clase dirigente romana que nos deja una primera gran conclusión: el mando nunca debe confiarse ni despreciar al contrincante. No existe rival pequeño. Al enemigo no hay que infravalorarlo, sino estudiarlo para encontrar sus debilidades. En cuanto a la cuestión táctica, esta batalla es un buen ejemplo del llamado principio de la movilidad. Hasta esta contienda las batallas se decidían mediante un choque entre dos formaciones, dos ejércitos que se enfrentaban en un combate brutal 8  /  Revista Ejército n.º 947 • marzo 2020 y sangriento. La caballería se empleaba principalmente como elemento de reconocimiento o para tareas auxiliares. Sin embargo, Aníbal entendió que la inmovilidad era su peor enemigo y actuó en consecuencia, no solo maniobrando con su infantería, sino coordinándola con la maniobra de su caballería. Quizás podríamos ver un antecedente en la batalla de Gaugamela, en la que Alejandro Magno lanzó a su caballería en oblicuo contra el flanco izquierdo persa, para envolverlo y descomponer su dispositivo. Es posible que esta fuera una gran inspiración, pues los cartagineses bebían de las fuentes de la Grecia clásica, pero Aníbal fue quien logró por primera vez que una maniobra de tenaza terminara en cerco. Un gesto repetido hasta la saciedad a lo largo de la historia, como en la Segunda Guerra Mundial (la última contienda en la que se usó), donde los alemanes envolvieron a los ejércitos aliados en 1940 en Francia y a los rusos en el cerco de Smolensko, en 1941, unos rusos que aprendieron bien la lección y se la llevaron con éxito hasta Stalingrado, con los resultados conocidos por todos. Aníbal entendió que la inmovilidad era su peor enemigo y actuó coordinando su infantería con la maniobra de su caballería La logística fue algo que tampoco tuvieron en cuenta los generales romanos. Con Aníbal en Italia, lejos de sus bases, los suministros que necesitaba le llegaban con dificultad. Fue algo que entendió plenamente el general Quinto Fabio Máximo, elegido en un principio para el mando en la lucha contra Aníbal, pero apartado poco después por rehusar el combate directo. Quinto prefería atacar los convoyes de suministros y las pequeñas partidas de reconocimiento en una serie de pequeños encuentros que debilitaran lentamente a los cartagineses antes que luchar de cara. El Senado romano entendió que aquello era una cobardía, lo que le supuso el relevo del mando en una muestra más de lo peligroso que es mezclar desinformación con prepotencia y desprecio por el enemigo. Hay además otro aspecto que deducir de esta batalla: el estratégico. Roma quedó indefensa, con su ejército destrozado, a merced del general púnico. ¿Por qué Aníbal no atacó la ciudad y destruyó definitivamente a la odiada Roma? ¿Qué fue lo que le El general Aníbal detuvo? ¿Quizás sus murallas? ¿O fue


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