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Noir que tan brillantes galas y carruseles exhibe por todo el mundo con su Écuyer en chef al frente, el Grand Dieu, como tradicionalmente se le conoce, y si en Viena disfrutábamos en el Picadero de Invierno, aquí en Saumur lo hacemos en La Cour d´Honneur de l´École de Cavalerie. La Escuela Nacional Francesa de Equitación se fusionó con los Harás Nationaux en 2010 para convertirse en el Instituto del Caballo y de la Equitación (IFCE, siglas en francés). Un año más tarde, al igual que la Escuela de Viena, fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. OPERACIÓN COWBOY Quiero que me mate la última bala disparada de la última guerra. General Patton A principios de 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial  llegaba a su etapa final, Viena estaba siendo sometida a intensos bombardeos y el entonces director de la Escuela Española de Equitación, el coronel Podjahsky, temiendo por la vida a los sementales lipizzanos debido, tanto por los  raides  aéreos como por la hambruna que sufría la población, decidió  alejarlos en tren a unos 200 kilómetros al sur de Viena, concretamente al pueblo de St. Martins, en la Baja Austria, cerca de la frontera con la República Checa. Mover los valiosos lipizzanos de un lugar a otro por motivos bélicos no era novedad, pues ya había ocurrido varias veces a lo largo de la historia; la última, durante las guerras napoleónicas. En St. Martins, Podjahsky quiso mostrar al general Patton y al subsecretario de Guerra estadounidense, Robert Patterson, la belleza y las habilidades de los caballos de la Escuela en una exhibición privada para ellos y sus tropas llevada a cabo en una pradera a la salida del pueblo. Tras la exhibición, los estadounidenses quedaron fascinados, por lo que acordaron colocar a los sementales bajo la protección de los Estados Unidos durante el resto de la guerra. Tomándole la palabra, Ejercicio de equitación realizado en la Escuela Nacional Francesa de Equitación Cadre Noir en la población francesa de Saumur (Región de Paises del Loira) después de la exhibición, Podjahsky le pidió a Patton ayuda para salvar a los caballos que aún permanecían en territorio hostil. Y es que una tanda 82  /  Revista Ejército n.º 947 • marzo 2020 de lipizzanos había sido trasladada por los alemanes a la localidad de  Hostau, en Checoslovaquia. Al quedar esta en zona soviética, Moscú reclamó su propiedad frente a la protesta de los checos. Patton, saltándose el dar parte a los soviéticos, negoció con el mando germano la entrega de los équidos  a cambio de garantizarle su inmunidad. Fuera por esto o porque el frente teutón se desmoronaba por momentos, el caso es que Hostau se rindió y entregó los caballos al jefe de la misión, el comandante Charles H. Reed, que rápidamente organizó una nueva y singular  evacuación equina bajo el nombre de operación Cowboy que los alejó del Ejército Rojo y los situó en Wimsbach, casi en la frontera de Alemania del Oeste. La postura de Podjahsky, a favor de los aliados y en contra de sus antiguos oficiales, le ayudó a conservar su graduación militar al terminar la Segunda Guerra Mundial, por lo que se convirtió en el único oficial austriaco que no fue degradado ni suspendido de sus funciones. Por fin, en 1955, Alois Podjahsky pudo ver en Viena a todos sus caballos y continuar con la dirección de la


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