Page 97

Revista_Ejercito_947

97 «Orden de La Legión del día 28  de noviembre de 1921 en Ceuta: Quedan ascendidos al empleo de sargento por méritos de guerra, por su comportamiento en la operación verificada el día 28 de octubre en Monte Magán, las clases que a continuación se relacionan: cabo primero de la 10.ª Compañía Pedro López López; cabo de la 11.ª Compañía Juan González Munne y cabo primero de la 12.ª Compañía Salvador Panadero Tejedor». «¡Mirad, sargentos y suboficiales, el papel que os tiene reservada la Patria!» Así fue, llegó la lucha y llegaron los ascensos. Las bajas sufridas durante la guerra de África (1921-1927), cuando las ocho banderas del Tercio tenían unos efectivos similares a los que tiene La Legión en la actualidad, las listas de sargentos legionarios sufrieron 42 muertos, 187 heridos y 5  desaparecidos. Tal y como lo redactaba el teniente coronel de La Legión: «Los legionarios ascienden en su mayoría y con profusión por méritos de guerra y siempre lo fueron a propuesta de sus jefes inmediatos»7. No habría de pasar mucho tiempo para comprobar que Millán Terreros tenía razón: «La mayor parte de los galones legionarios se han ganado por bravura y han sido factores importantes: las buenas conductas, aptitud e inteligencia». Completaba aquellas sentencias escribiendo: «Cuando lleven unos cuantos años en La Legión, ellos serán los guardadores del espíritu; constituirán las recias vigas en que se apoye el edificio »8. La existencia de un escalafón donde entraban desde el legionario hasta el teniente, que con el tiempo generó la llamada Escala Legionaria, propiciaba que las clases (cabo, sargento y suboficial), tan próximas al legionario, fuesen el alma, el impulso de la unidad. No debemos dejar en el olvido a aquellos legionarios que ganaron sus galones dorados de manera ejemplar, los que llegaron a constituir el modelo del que hablaba su teniente coronel, el primer jefe de La Legión: «… ellos serán los guardadores del espíritu; constituirán las recias vigas en que se apoye el edificio». En poco tiempo, aquellas vigas llegaron a tener nombres propios. Tomaremos como ejemplo a cinco de los más señalados: — Munar Munar, Bartolomé. Llegó al Tercio en octubre de  1920. En la VI Bandera, en septiembre de 1924, protagonizó un abastecimiento a pie a la posición de Kala Bajo al frente de  16 legionarios, acción por la que le fue concedida la Cruz laureada de la Orden de San Fernando. — González Munne, Juan. Ingresó en el Tercio el 30 de agosto de 1921; ya era cabo en noviembre y sargento en diciembre. En abril de 1923 obtuvo el empleo de suboficial y el de alférez de Tercio en 1924. Desapareció durante la evacuación del zoco el Arbaa, en el otoño de 1924. — Patón Medina, Julián. Ascendió en marzo de  1922 a suboficial. Fue condecorado con la Medalla Militar Individual por los combates de Tizzi Assa en junio de 1923. Ascendido a alférez, Patón cayó prisionero en Uad Lau el 17  de junio de 1924 y fue asesinado en cautiverio en 1926. — Garriga Masfred, Santiago. Era uno de aquellos catalanes que arribaron en el Tercio en los primeros tiempos. Llegó al Tercio dos veces; dos veces ascendió a cabo y dos a sargento por méritos de guerra. En varias ocasiones resultó herido en combate, ganó la Medalla Militar Individual en las operaciones de Tizzi Assa, ocho cruces al mérito militar con distintivo rojo, una Cruz de María Cristina, Medalla de Sufrimientos por la Patria con dos aspas y la Medalla de Marruecos. Se licenció cuando cumplió su segundo compromiso. — Santamaría Expósito, Agapito. Este sargento, que obtuvo todos sus ascensos por méritos de guerra, fue herido en cuatro ocasiones y ganó la Medalla Militar Individual en agosto de 1923 en las Peñas de Kaiat. EN EL COMBATE En 1927, el general Millán-Astray se refería al combate y resaltaba la labor de los cabos, de los sargentos, de los suboficiales: «El que ha de avanzar en ese momento es el soldado…, y ese hombre avanza sin que le empuje nadie, ni nadie le vigile más que su cabo, que está a su lado; y a ese cabo, el sargento, que es el que manda el pelotón: las tres escuadras, el elemento fundamental de la Infantería…, ese es el papel de los cabos y de los sargentos. ¡Mirad, sargentos y suboficiales, el papel que os tiene reservada la Patria!»9. Finalizo con otras palabras del teniente coronel José Millán Terreros, quien, ya contando con experiencia en combate en las filas de La Legión, escribió en 1923, refiriéndose de nuevo a las clases, a los sargentos y a los suboficiales, demostrando la gran confianza que tenía depositada en aquellos que portaban sobre sus mangas dorados galones: «Las líneas de guerrillas se extienden, se dislocan y hasta se rompen; el oficial pierde el contacto con los lejanos, y ese es el momento en que brilla esplendente el papel de los cabos, de los sargentos, y de los suboficiales. Entonces se agigantan, sienten dentro de sí La Legión entera, y aparecen las más bellas iniciativas y las mejores bravuras…». NOTAS 1.  Preámbulo de la Real Orden de 2 de enero de 1907. 2. Ciclo de conferencias del V Centenario del sargento. IHCM. 3.  Todavía no había adoptado el segundo apellido paterno, quedando como Millán-Astray. 4.  Millán-Astray, J. La Legión, edición facsímil, MINISDEF, 2011, p. 129. 5. Conferencia impartida en el Casino de Clases de Madrid, el 19 de noviembre de 1927. 6. Bases para creación de un Tercio de Extranjeros. Real Orden Circular de  4  de septiembre de  1920. (DO n.º 199). 7.  Millán. p. 55. 8.  Millán. p. 129. 9.  Millán, conferencia 1927, p. 31.■


Revista_Ejercito_947
To see the actual publication please follow the link above