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TEMAS GENERALES Pero claro, ¿qué sucedía con las propiedades privadas a bordo de los galeones e incluso de los navíos franceses de escolta? Se da por cierta que la negativa a desembarcar todo el género, más que a las férreas ordenanzas de la Casa de la Contratación, se debía al temor de que ojos distintos de los acostumbrados a estos tejemanejes en Cádiz descubrieran todo aquello que se quería ocultar al Rey y hurtar de sus arcas. Género que suponía una futura riqueza que acabó perdiéndose en el mar. Segunda batería de preguntas y respuestas El Almirantazgo inglés se guiaba por el daño a causar al enemigo y en las riquezas a ganar mediante el pillaje, pues se dio orden en la retirada de Cádiz de hacerse con el mayor número posible de objetos de valor y plata. Y la empresa bélica de Vigo, casi sin planificación ni preparación, conllevaba un esfuerzo combinado mar-tierra que debía reducir dos fortificaciones (eso sí: algo pobres en artillería, defendidas por unos trescientos cincuenta hombres) y realizar un desembarco en toda regla por la ensenada de Teis (Vigo), disponiendo de cuatro mil efectivos. Acometer esta acción de forma tan feroz solo puede tener como argumento dar caza al lento tren de carros tirados por bueyes que llevaba la plata del Rey. Pero incluso es posible que muchos de los navíos que se refugiaron en Rande no portasen tales fabulosos tesoros, compuestos por arcones a rebosar de oro y otros metales, no siendo otra cosa que víctimas de las circunstancias en una operación de distracción. No solo hubo tiempo para realizar las maniobras de desestiba (cosa a la que se debió prestar más atención que a preparar cualquier defensa activa) y a establecer esa línea con carros de bueyes para alcanzar Castilla y poner a salvo la plata, sino que hubo barcos que fondearon en otros puertos amigos (15) sin llamar la atención de Cloudesley Shovel o de Rooke, quien salió a tiro fijo hacia Vigo, alcanzando la bahía el 23 de octubre y abandonando el lugar el 1 de noviembre con un buen botín, pero que distaba del supuesto y fantástico contenido del hundido Santo Cristo de Maracaibo, que según el mito tenía más que lo poco que pudieron sacar de provecho los aliados de los navíos apresados. El resultado de la batalla de Rande siempre se ha presentado como una aplastante victoria de la armada anglo-holandesa, perdiéndose toda la escolta francesa; sin embargo, no es cierto que sus resultados fuesen desfavorables para Felipe V. Lo cierto es que existió daño para la Corona espa- (15) Mentar aquí que no toda la flota arribó a Vigo, pues esta no se mantuvo unida tras su paso por las islas Terceiras. Así, uno de los galeones llegó a Sanlúcar sin avistar al enemigo y otros a los puertos de Canarias, Cartagena y Santander. 224 Marzo


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