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HISTORIA DE LOS NUDOS Y EL ARTE DE ANUDAR Nudo de estrobo Historia Los pueblos ribereños para la elaboración de los cabos y cuerdas a lo largo de los años han empleado diferentes tipos de fibras vegetales. El nudo de estrobo que nos ocupa en este artículo, aunque también los demás, se basa en la facilidad para tejer y entrelazar dichas fibras formando la amarradura correspondiente. Así podría narrarse la aparición de este tipo de amarradura. En España, la descripción más antigua que he podido encontrar está en las láminas número 44. «Delineación de dos cuadernas maestras, equipaje y utensilios de una lancha», en la 45. «Delineación de dos cuadernas maestras y… representación del equipaje y utensilios de un bote» y en la 66. «Vueltas, nudos, gorupos…», del libro de Juan José Navarro, marqués de la Victoria (1), y en las que ilustran esta amarradura. Etimología Según el Diccionario Marítimo de Timoteo O’Scanlan (1831) el estrobo es un pedazo de cabo ayustado por sus chicotes que sirve para dar vuelta a un objeto y enlazarlo en sí mismo, o también para enganchar un aparejo y suspender dicho objeto, o para enganchar una carga y elevarla para meterla a bordo. A falta de una definición más correcta, diremos que el «nudo de estrobo» es aquella amarradura que se emplea para la confección de un estrobo. Confección del nudo y usos más comunes Según el marqués de la Victoria, para realizar esta amarradura se toma un trozo de cabo no muy grueso de una brazada de longitud y se hacen dos o tres cocas. Después se anudan los chicotes con un nudo llano, de manera que abrace las cocas. En el caso de los estrobos empleados para los remos y que van enganchados en los toletes, se suele emplear un ballestrinque, (1) NAVARRO, Juan José (marqués de la Victoria): Diccionario demostrativo con la configuración o anatomía de toda la arquitectura naval moderna. Cádiz, 1719. 2020 341


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