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TEMAS PROFESIONALES un inteligente pragmatismo) todas las herencias del pasado. Un buen resumen sería: la momia de Lenin sigue en la plaza Roja, mientras que la Cruz de San Andrés ondea en los buques de su Armada. Así de sencillo. Porque lo importante para Moscú es, precisamente, que los rusos estén unidos para afrontar con más confianza los enormes retos del siglo XXI. Esa unión se vertebra en torno a la defensa de la religión ortodoxa, en el sentido más sociológico que teológico que ya anunció Huntington (1997) para que de ese modo, tras la punta de lanza de creyentes, aparezcan millones de rusos que abrazan esa causa por mera tradición. Lejos de planteamientos étnicamente perfilados, más bien se alude a cuestiones etológicas. Así, aunque las elites rusas se han debatido históricamente entre diversas sensibilidades, tanto la corriente eslavófila como la euroasiática (que son las dominantes en nuestros días) comparten la crítica a Occidente. Ambas cuestionan el exceso de hedonismo y laxitud moral detectado en nuestras sociedades, síntoma de relativismo de acuerdo con los parámetros que se manejan desde Moscú (Jovaní, 2014: 169-176). Por todo lo cual, Rusia se acerca, casi por inercia, a esas otras civilizaciones que también basan sus valores en patrones más conservadores que los dominantes en Occidente (la sínica y la islámica, sobre todo). El programa está claro, lo cual no es poco, al menos para quienes pensamos que lo primero es tener una política exterior digna de tal nombre y que añadimos que para ello es importante alcanzar previamente un consenso interno amplio (que no necesariamente absoluto), que sea capaz de resistir los embates de lo meramente coyuntural. Ahora bien, estando eso claro, la ejecución de dicho programa es más discutible. En los siguientes párrafos analizaremos hasta qué punto este es plausible o es demasiado ambicioso. Principales escenarios de la geopolítica rusa En trabajos anteriores publicados en esta misma REVISTA, ya sostuvimos que Rusia puede ser vista como un gigante con los pies de barro, atendiendo al estado real de su economía y a las dificultades que tiene para modernizar sus Fuerzas Armadas, estando ambas cosas estrechamente relacionadas (Baqués y Arrieta, 2019: 742-745). Pero esos déficits son solamente los que muestra la fría estadística. Hay cosas peores que tienen que ver con los graves dilemas geopolíticos que debe asumir esa Rusia que tiene ansia por recuperar el tiempo (y el espacio, al menos en parte) perdido. Son muchos dilemas y… ese es el problema. Porque es discutible que el Kremlin, con sus recursos y sin aliados de peso (2), pueda atender a tantos frentes a la vez. Resumidamente: (2) Suele omitirse de muchos análisis que Rusia ha creado su propia organización de seguridad colectiva: la OTSC. Sin embargo, esta responde sobre todo al interés del Kremlin por atar 2020 263


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