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TEMAS PROFESIONALES Pues bien, para evitar que estas y otras muchas situaciones sucedan, la única solución es tener la posibilidad de poder plasmar en los informes personales las verdaderas cualidades y formas de desempeño de nuestros subordinados, que han de estar siempre basadas en el perfecto conocimiento de los comportamientos, las actitudes, las capacidades y las habilidades personales de cada uno de ellos. Y esa posibilidad solo se puede realizar con un IPEC totalmente conceptual. Y antes de concluir, permítanme los lectores una última y sencilla reflexión. Informar de nuestros subordinados tendría que ser lo mismo que si tuviéramos que hacerlo de nuestros propios hijos. La familia Von Trapp en la película The sound of music (Sonrisas y lágrimas), de 1965. Nadie posee todas las cualidades humanas en el mayor grado posible ni nadie en el menor grado. Si uno es inteligente, puede que también sea arisco; si otro es muy cariñoso, a lo mejor es vago; si un tercero es servicial, puede ser totalmente desordenado; si el cuarto es generoso, quizá es mentiroso compulsivo; y si el quinto es trabajador incansable, puede que resulte estar siempre enfadado con los demás. ¿Tendríamos algún problema en ser veraces en los informes que tuviéramos que hacer de cada uno de ellos? Y a la vista de esos hipotéticos informes personales, ¿podríamos decir que un hijo es mejor que otro? Depende para qué, ¿no? 308 Marzo


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