A N Á L I S I S I N T E R N A C I O N A L
Desde el siglo XXI, la salud se considera un asunto de
seguridad tanto a nivel nacional como internacional
enfermedades infecciosas, una en 1983 en relación con el SIDA y
dos en relación con el ébola. En una de estas últimas era la primera
vez que se clasificaba una enfermedad infecciosa como una amenaza
para la paz y la Seguridad, conforme el artículo 39 de la Carta
de Naciones Unidas.
A nivel nacional, las estrategias de seguridad contemplan, en
mayor o menor extensión las amenazas a la seguridad procedentes
de la aparición de pandemias, e incluso se complementan con estrategias
específicas que buscan fortalecer las capacidades de una
nación para prevenir, detectar, responder y en su caso, recuperarse
de una amenaza a la salud.
Por ejemplo, Gran Bretaña publicó en 2018 la revisión de su estrategia
de seguridad nacional titulada National Security Capability
Review en la que introduce las enfermedades como un nuevo desafío,
situándolo al mismo nivel que el terrorismo o los ciberataques.
Unos meses más tarde aprobó la primera Estrategia Nacional de
Bioseguridad: UK Biological Security Strategy.
Por lo que respecta a EEUU, la Estrategia de seguridad Nacional
de 2017 establece que los incidentes biológicos tienen el potencial
de causar efectos catastróficos ya sea como consecuencia
de un brote natural o como resultado de un incidente deliberado. El
ébola, el SARS y el incidente del ántrax son ejemplos de cómo una
amenaza biológica atenta contra la seguridad del país, provocando
víctimas, generando pérdidas económicas y cuestionando la credibilidad
de las instituciones gubernamentales.
Esta estrategia se complementa con otras dos nuevas: la Estrategia
Nacional de Seguridad Sanitaria (National Health Security
Strategy, NHSS) para 2019-2022 y la Estrategia de Biodefensa Nacional
(National Biodefence Strategy). Esta última proporciona, por
primera vez, un marco para abordar las amenazas biológicas ya
sean de origen natural o intencionado desde un punto de vista integral
con una coordinación más efectiva entre los diversos departamentos
y agencias de la administración federal norteamericana.
En España, en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 las
epidemias y las pandemias están consideradas como un desafío a
la seguridad nacional y se establece el objetivo de «adoptar planes
de preparación y respuesta ante riesgos sanitarios tanto genéricos
como específicos, bajo el principio de coordinación entre la Administración
General del Estado y las Administraciones autonómicas
y con organismos internacionales, como la OMS o en el seno de
la UE, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las
enfermedades».
En este sentido, las Fuerzas Armadas han demostrado cómo pueden
apoyar con sus capacidades a las autoridades civiles para reducir
las consecuencias de un brote pandémico, como está sucediendo en
la actualidad con la operación Balmis en la lucha contra el coronavirus.
El riesgo cero de pandemias no existe y mucho menos en un
mundo tan cambiante. La globalización ha hecho al mundo más
vulnerable a los impactos sociales y económicos de los brotes de
enfermedades infecciosas. A nivel internacional, será necesario
fomentar la colaboración y la cooperación mediante un uso pragmático
de la diplomacia y del multilateralismo. A nivel nacional será
necesario realizar un esfuerzo en la preparación e integración de
todas las capacidades civiles y militares para hacer frente a nuevos
brotes epidémicos ya sean de origen natural o intencionado. L
US Army/Thomas Bey
Abril 2020 Revista Española de Defensa 33
UN/Evan Scheinder