el jefe de la base, comandante Joaquín
Núñez Regodón, se reflejaba una jornada
normal. Tan solo 24 horas antes,
los siete miembros del Regimiento de
Especialidades de Ingenieros nº 11 habían
finalizado uno de los principales
proyectos de esta campaña: construir
un muro de contención en la línea de
costa frente a la Gabriel de Castilla cuyo
deterioro, causado por la acción erosiva
del mar, hacía peligrar la integridad de
la base. Ha sido una obra complicada.
Para llevarla a cabo, hubo que desplazar
hasta la Antártida 300 toneladas de
materiales y la maquinaria necesaria,
una operación dirigida por la Brigada
Logística del Ejército en coordinación
con la Unidad de Tecnología Marina
del CSIC. Con todo allí, antes de colocar
los bloques de hormigón del nuevo
muro, los ingenieros tuvieron que
desmontar las contenciones colocadas
en campañas anteriores al encontrarse
muy deterioradas. Un trabajo complicado
por el tipo de terreno, las mareas y la
extrema meteorología antártica.
PROYECTOS
Fue uno de los doce proyectos militares
realizados durante la campaña.
Algunos de ellos eran nuevos y otros,
continuación de los llevados a cabo
años anteriores. Entre estos trabajos
de interés para el Ejército estaban la
implantación del sistema de apoyo al
personal en zona de operaciones, la
mejora de la infraestructura de la red
LAN en la base, el establecimiento de
un sistema de telemedicina táctica y el
empleo de RPAS en apoyo a los proyectos
científicos en el entorno de la
isla Decepción. Además, los militares
probaron un sistema de seguimiento
y vigilancia de barcos VHF AIS, realizaron
un proyecto de transmisión de
datos durante la invernada —tiempo
durante el cual la base permanece vacía—
y mejoraron la rampa de acceso a
la Gabriel de Castilla desde la playa. Durante
los casi tres meses que han permanecido
en la Antártida, los miembros
del Ejército de Tierra también realizaron
un estudio de la estabilidad de las
raciones de campaña en ambiente antártico,
otro sobre la eficiencia energética
en las instalaciones y experimentaron
con el material y el equipo militar en
un clima extremo.
YA están en casa. Los
científicos y militares
que, desde el 22 de diciembre,
se encontraban
en las dos bases que
España tiene en la Antártida, llegaron
a Madrid en avión desde Montevideo
(Uruguay) el pasado 29 de marzo. La
suspensión de vuelos comerciales desde
Argentina, debido a la crisis desatada
por el COVID-19, impidió que
regresaran desde Ushuaia tras finalizar
la XXXIII Campaña Antártica. A pesar
de clausurar una semana antes de
lo previsto las bases Gabriel de Castilla
(gestionada por el Ejército de Tierra en
la isla Decepción) y Juan Carlos I (por la
Unidad de Tecnología Marina del Centro
Superior de Investigaciones Científicas,
CSIC, en la isla Livingston), no
llegaron a tiempo a ese puerto argentino.
Ya no les permitieron desembarcar
del buque de investigación oceanográfica
de la Armada Hespérides, que les
había recogido en la Antártida, pero sí
aprovisionarse de víveres y combustible
para emprender rumbo a Brasil, desde
donde intentarían volar a España. Finalmente,
lo hicieron desde la capital
uruguaya junto a otros españoles que se
encontraban en el país.
Las autoridades argentinas prohibieron
desembarcar en Ushuaia porque
no habían pasado 14 días desde
la última estancia del Hespérides en dicho
puerto. «Bastante han hecho con
dejarnos atracar; otros barcos están
sencillamente fondeados», declaraba
a el diario El Mundo el capitán médico
Andrés Villoria, responsable de sanidad
de la Gabriel de Castilla. Entonces
tenía muchas dudas de cómo llegarían
a España. «Somos conscientes de que,
como nosotros, hay decenas de miles
de españoles repartidos por todo el
mundo que desean volver a sus casas
con sus seres queridos», señalaba.
A bordo del Hespérides viajaban 92
personas, entre las 55 de la dotación
del buque y 37 militares, técnicos y
científicos.
CIERRE ANTICIPADO
Cuando el 15 de marzo se cerró la base
Gabriel de Castilla se encontraban en isla
Decepción 18 militares y cuatro científicos.
En el diario de operaciones del 8
de marzo, el último día registrado por
Dos científicos trabajan
en la isla Decepción, en
las proximidades de la
base Gabriel de Castilla.
El buque Hespérides
permanece anclado en la
bahía Puerto Foster.
Abril 2020 Revista Española de Defensa 41