revista de aeronáutica y astronáutica / abril-mayo 2020
incidente aéreo Air Canada 263
en un primer momento, por lo
que no fue necesario ampliar la
información con las fotografías
que había tomado de las distintas
partes del avión.
Una vez finalizada la
interceptación, el piloto
de la aeronave canadiense
supuestamente tenía una
conciencia situacional más certera
por la confirmación de los datos
aportados. Era una información
relevante que contribuía a
aumentar la seguridad, y así lo
expresó con su actitud sosegada
durante la conversación mantenida
entre ambos pilotos.
Una hora más tarde el avión de
Air Canada aterrizaba con éxito y
tanto el pasaje como la tripulación
no sufrieron daño alguno dando
por concluida la emergencia».
Por último, el relato del piloto
del F-18, que pasaba por allí y se
encontró con un protagonismo ese
día que cuando llegó a la base ni
se imaginaba.
«…caminaba hacia la línea de
F-18 aparcados en la plataforma
del Ala 12 mientras hablaba
con la jefa de la Escuadrilla de
Circulación Aérea Operativa,
comentando los detalles del vuelo
Air Canada 837. Ese día no había
visto las noticias y desconocía
que un Boeing 767-300 que había
despegado del aeropuerto Adolfo
Suárez Madrid-Barajas hacía ya
algunas horas había sufrido una
emergencia en el despegue que le
impidió poner rumbo a su destino,
Toronto (Canadá).
Tan solo unos minutos antes, el
jefe del Ala 12 había bajado a las
dependencias de Fuerzas Aéreas
para consultar con los jefes de
operaciones de los escuadrones
si seríamos capaces de despegar
a la mayor brevedad posible para
realizar una inspección visual del
tren de aterrizaje de un avión
civil que había sufrido daños en
el despegue en alguna de sus
ruedas.
Esa tarde el Ala 12 tenía
programados la mayor parte de
sus vuelos en periodo nocturno
para cumplir el plan de instrucción
que el Mando de Combate exige
a sus unidades, por casualidad