España ayudaba
eficazmente a los
revolucionarios
americanos y
contribuyó de
forma importante
a la derrota
británica final en
1783
Mientras tanto, España ayudaba eficazmente
a los revolucionarios americanos
y contribuyó de forma importante
a la derrota británica final en
1783, tras lo que recuperó las Floridas.
El principal protagonista de esta
ayuda económica y militar fue el gobernador
de Luisiana, Bernardo de
Gálvez, sobrino del ministro de Indias,
José de Gálvez.
Bernardo de Gálvez había luchado en
Sonora contra los apaches cuando
era capitán. Entre 1770 y 1771 había
dirigido cuatro campañas y resultado
herido en un ataque de estos indios en
la ciudad de Chihuahua, donde salvó
la vida gracias al uso de la cuera. En
1785 fue nombrado virrey de Nueva
España y, aunque falleció tras estar
solo año y medio en el cargo, tuvo
tiempo de escribir un documento conocido
como Instrucción de 1786. En
él, haciendo uso de su amplia experiencia
personal en Sonora y Luisiana,
establecía la estrategia que se debía
seguir en las Provincias Internas, sobre
todo contra los apaches, considerados
los más peligrosos e irreductibles
enemigos.
Los puntos principales de la extensa
y ampliamente aceptada Instrucción
de 1786 se resumían en la frase
del propio Gálvez «más vale una mala
paz que una buena guerra», y se concretaban
en:
• Mantener la presión militar sobre
los indios, «al grado de exterminar
a los apaches si era necesario».
• La confianza sostenida en la construcción
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de alianzas («el vencimiento
de los gentiles consiste en
empeñarlos a que ellos mismos se
destruyan entre sí»).
• Los indios que quisieran la paz debían
hacerse dependientes de los
españoles mediante los regalos y el
comercio («los regalos eran más baratos
que la guerra y más efectivos
que inútiles aumentos de tropas»).
En 1779, el entonces gobernador de
Nuevo México, Juan Bautista de Anza,
infringió una severa derrota a los comanches,
lo que, unido a los efectos
de una epidemia de viruela, facilitó
la firma de un tratado de paz con estos
indios en Nuevo México en 1786.
Un año antes el gobernador de Texas,
Domingo Cabello, había firmado un
tratado similar con los comanches
de esa provincia, que se convirtieron
Reglamento de presidios de 1772
de hecho en aliados de los españoles
contra los apaches.
La implantación del reglamento de
presidios de 1772 por Hugo O´Conor,
la red defensiva puesta a punto por
Teodoro de Croix, la aplicación de la
Instrucción de 1786 de Bernardo de
Gálvez, los tratados de paz con los comanches
logrados por Anza y Cabello,
y los sucesivos nombramientos de
competentes comandantes generales
dieron un gradual vuelco a la situación
de las Provincias Internas.
Para mediados de la década de 1790, y
a pesar de algún levantamiento como
el de los apaches mescaleros, en 1795,
muchas bandas apaches habían sido
pacificadas y estaban instaladas en
las proximidades de presidios, donde
recibían raciones y protección de
los españoles (un precursor de las