En Nueva España inició sus investigaciones de botánica
aplicada a la curación de enfermedades
Jardín Botánico de
Madrid (s. XVIII),
muy ligado a Balmis;
expediente del
cirujano M.J. Grajales,
alistado en el viaje
médico. Sierra de
cirugía de la época.
Hélène Gicquel Museo Lázaro Galdiano (Madrid)
Revista Española de Defensa 55
Por entonces, Carlos III había aprobado
una ordenanza de quintas y el
alicantino tuvo que declararse exento
en varios sorteos por distintos motivos,
entre ellos, haber contraído matrimonio
con Josefa, hija del cirujano Tomás Mataix,
con la que tuvo un hijo en 1775.
No obstante, ese año participó en
calidad de practicante en la expedición
que Alejandro O’Reilly dirigió contra
Argel y cuyo fracaso supuso un elevado
coste en vidas humanas. En la playa norteafricana
primero y luego en Alicante,
donde desembarcaron los heridos, Balmis
pudo curtirse en su oficio y avanzar
en el escalafón médico hasta lograr, en
1778, el título de cirujano ante el Real
Tribunal del Protomedicato de Valencia.
SE ALISTA EN 1779
Un año después ingresó en el Ejército
como segundo ayudante de cirugía y
pasó a prestar sus servicios en el Regimiento
de Infantería Zamora, uno de los
destinados al sitio de Gibraltar durante
la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos de América. Poco después,
ya como cirujano militar, cruzó por primera
vez el Atlántico con los refuerzos
que acabarían por inclinar la balanza del
lado hispano y de sus aliados, dando lugar
al nacimiento del gigante americano.
En Nueva España, desvinculado por
completo de su familia, Balmis desarrollaría
plenamente su vocación científica.
El alicantino trabajó como médico
cirujano en el Hospital de Jalapa y, en
1786, era cirujano mayor del Hospital
Militar del Amor de Dios en la capital
del virreinato, donde se graduó en Artes
por la Universidad de México (1787).
Separado temporalmente del servicio,
se dedicó al estudio de la botánica.
Viajó por tierras novohispanas en busca
de plantas autóctonas con virtudes medicinales
y, como responsable de la sala
de enfermedades venéreas del Hospital
de San Andrés —unido al Amor de Dios
desde 1790—, Balmis experimentó y se
convenció de las bondades de las raíces
del ágave y la begonia para curar ciertas
enfermedades de trasmisión sexual.
Mayo 2020
Tuvo que dejar momentáneamente
sus investigaciones porque el virrey le
ordenó regresar a España a cumplir con
sus obligaciones conyugales, ya que su
esposa había escrito al monarca manifestando
el estado de abandono en el
que su marido la había dejado.
En 1791, Balmis zarpó hacia la Península
para resolver sus asuntos maritales,
circunstancia que aprovechó para
llevar consigo buen número de plantas
para el Jardín Botánico de Madrid.
La década de 1790, a caballo entre
Europa y América, fue el momento de
su reconocimiento y ascenso social.
Aprobado su tratamiento terapéutico
en México, se le encargó llevar a cabo
sus experiencias en tres hospitales de la
Corte española, donde tuvo que defenderse
de sus detractores por medio de
un escrito que gozó de gran difusión en
el Viejo Continente y en el que demostró
científicamente la eficacia de las plantas
medicinales con las que trabajaba.
Los honores no se hicieron esperar.
En 1795 fue nombrado cirujano honorario
de cámara de Carlos IV y, tras graduarse
en Medicina por la Universidad
de Toledo (1797) y asistir a clases en
el Real Estudio de Medicina y Cirugía
Práctica de Madrid, ingresó de pleno
derecho en la Academia Médica Matritense.
Entretanto, volvió a Nueva España
en 1794 y 1797, esta última vez, como
cirujano de cámara de la virreina, con la
que regresó a la Península en 1799.
Poco antes, en 1796, el inglés E. Jenner
había descubierto la vacuna contra
Archivo General Militar de Segovia
la viruela, hito que se difundió por España
a principios del siglo XIX. Balmis se
convirtió enseguida en uno de sus partidarios
y colaboró en su difusión traduciendo
al español y prologando en 1803
la obra del francés Jacques L. Moreau
sobre los beneficios de la vacunación.
Confiado en la posibilidad de poder
erradicar una enfermedad que causaba
la muerte a cerca del 20 por 100 de la
población, el alicantino propuso al monarca
llevar la vacuna a sus dominios de
América, proyecto que fue sometido y
aprobado por la Junta de Cirujanos de