Los hombres de la cruz de San Andrés
Memorias inéditas de la Aviación Nacional. Blas Vicente Marco y Carlos Lázaro Ávila.
158 páginas (22 fotografías en b/n), 17 x 24 cm. Edición de los autores: hcsa19@gmail.com
revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2020
464 bibliografía
Para los autores de este libro es notable la escasez de
relatos autobiográficos de pilotos del bando vencedor
en la Guerra Civil que contrasta con la abundancia de
memorias de pilotos de la Aviación Republicana. Con
objeto de paliar esa desproporción, los autores han
realizado una investigación fruto de la cual son los tres
textos que se transcriben en esta obra.
En el prólogo se señala que Jesús Salas Larrazábal,
en su monumental obra en cuatro tomos Guerra aérea
1936-1939, se hacía eco de esas carencias, citando en
varias ocasiones el libro que estaba preparando con
testimonios de los implicados, que pensaba titular
Documentos y testimonios. Finalmente,
el autor falleció en 2016 sin que ese
libro viera la luz, y sus herederos
donaron su legado al Archivo Histórico
del Ejército del Aire en Villaviciosa de
Odón. Accediendo a los materiales
que allí se conservan, los historiadores
aeronáuticos Blas Vicente y Carlos
Lázaro han localizado en el fondo
Jesús Salas Larrazábal documentación
procedente de los legados de Miguel
García-Pardo de Prado (que voló el
Fiat CR.32) y Ángel Seibane Cagide
(Junkers Ju 52 y Heinkel 45). La han
complementado con la procedente del
expediente personal de Carlos Martínez
Vara de Rey (Breguet XIX).
Son textos escritos desde
perspectivas muy diferentes, pero complementarios
para ayudar a conocer las vivencias de los pilotos
durante la contienda. Los recuerdos de Miguel García-
Pardo de Prado están escritos en forma de diario
manuscrito, a lápiz, en una diminuta libreta, relatando
sus experiencias como piloto de caza a medida que
se van produciendo, sin ninguna corrección ni revisión
posterior, ya que el diario quedó inconcluso con
anterioridad a su fallecimiento en accidente en 1939.
Piloto de caza de Nieuport 52 y de Fiat CR.32, llegó a
ser el séptimo as de la caza del bando nacional.
Por su parte, Ángel Seibane Cagide, años después de
finalizada la contienda, redactó un diario de guerra en
forma de informe mecanografiado que remitió a Salas
Larrazábal, pero que finalmente quedó inédito. Es el
legado más extenso de los tres, y el más elaborado. Se
divide en dos partes bien diferenciadas. En la primera
narra su experiencia como observador/bombardero
a bordo de los Junkers Ju 52, siendo derribado en
1937 sobre el frente del Jarama. Tras un tiempo como
prisionero es objeto de un canje —al parecer práctica
bastante frecuente con los pilotos, tema que los autores
consideran que sería de interés para futuros trabajos—, y
en la segunda, como piloto de caza tras la realización en
Italia y en Jerez de la Frontera de los respectivos cursos
de piloto de guerra italiano y español. Posteriormente,
destinado en una escuadrilla de cooperación a bordo de
los Heinkel 45, participó en diversos enfrentamientos con
cazas y bombarderos soviéticos sobre el cielo de Madrid.
La importancia de las memorias de Seibane se
debe a que si hay carencia de textos
procedentes de pilotos de caza, todavía
es mayor la procedente de tripulantes
de bombarderos, como es el caso de los
Ju 52, aparatos pesados, lentos y poco
maniobreros, que realizaron sus misiones
a costa de innumerables bajas. También
ofrece información sobre los poco
conocidos Heinkel 45 Pavos.
Los autores han complementado
esa información con un breve texto de
Vara de Rey, también inédito. Titulado
«Anecdotario del Breguet XIX», narra su
actuación en el frente de Córdoba, así
como los primeros derribos de García
Morato a bordo del Breguet XIX. Este
relato tiene el mérito de ser el único
conocido relativo a las misiones de
combate en esos primeros días de guerra en el frente sur,
donde se tenían que identificar a los aviones enemigos
según la dirección de donde proviniesen, ya que llevaban
todos el mismo distintivo, la escarapela tricolor. Para
resolver ese problema, se ordenó a todos los aviones
de la que pasó a denominarse Aviación Nacional que
portaran en su timón de cola una cruz de San Andrés,
aspa negra sobre fondo blanco.
En el libro se han transcrito los tres textos, respetando
subrayados, cursivas y entrecomillados originales. Se han
agregado notas explicativas, así como reseñas biográficas
de cada uno de los tres protagonistas. Se incluyen
fotografías procedentes de los archivos de diversos
investigadores, entre ellos Canario Azaola, Santiago
Guillén, Cecilio Yusta o Juan Arráez. Otras pertenecen
a los fondos del Archivo Histórico del Ejército del Aire,
aunque en ese caso no se han señalado las signaturas
correspondientes. n