La colaboración entre civiles y militares ha sido
fundamental para instalar y mantener el hospital
y el albergue para personas sin hogar en
el recinto ferial de Madrid
EL ESPÍRITU
DE IFEMA
Revista Española de Defensa 29
CATORCE de mayo; doce en
punto de la mañana. Un vehículo
de la Unidad Militar de
Emergencias espera en la
entrada del pabellón 14 de
IFEMA para entrar y desinfectar el recinto.
Otros miembros de la unidad, a pie,
perfectamente protegidos y cargados
con sus mochilas, comienzan a rociar
baños, duchas y aquellos rincones de
difícil acceso. El producto que utilizan,
una mezcla de hipoclorito sódico, no es
tóxico pero podría provocar irritación en
los ojos, por eso los trabajadores del SAMUR
Social acompañan a fuera del pabellón
a las 150 personas sin hogar que
viven allí desde hace dos meses para
pasar el confinamiento impuesto por la
crisis del COVID-19.
Permanecen fuera solo 20 minutos,
los que el Jeep Ranger de la UME
tarda en limpiar paredes y suelos. La
maniobra de desalojo y reentrada de
estas personas en el pabellón 14 ya es
rutinaria. Civiles y militares se conocen
bien después de tanto tiempo trabajando
juntos en este espacio. La decisión
de montar el albergue se tomó cinco
días después de instaurarse el estado
de alarma. «Y en 48 horas, con ayuda
de la UME, pudimos dar alojamiento a
estas personas», señala Miguel Ángel
del Río, coordinador del SAMUR Social
en el pabellón. Este servicio de emergencias
sociales, dependiente del ayuntamiento
madrileño y gestionado por la
empresa Grupo 5, ha aportado médicos,
psicólogos, integradores sociales... para
ofrecer ayuda a un colectivo tan especial.
«Son gente de la calle, con muchas
patologías: de salud mental, con adiciones…
», señala. Acudieron en cuanto se
corrió la voz de que se montaba el albergue.
«Estas personas viven de los transeúntes
y, sin ellos, no podían subsistir.
Muchos estuvieron haciendo cola a las
puertas de IFEMA cuatro días antes de
que abriéramos», recuerda del Río.
TRABAJO DIARIO
Los militares han ido todos los días al albergue
provisional de IFEMA. Y no solo
para desinfectar. También montaron mesas
y bancos para ampliar la zona de comedor
y habilitaron duchas de campaña,
algo que los usuarios «han agradecido
IFEMA a pleno rendimiento.
Ejército del Aire