TEMAS PROFESIONALES
través de Turquía hemos de sumar a los activistas del autodenominado Estado
Islámico (EI), que siguen en un escenario donde activaron tres provincias del
Califato entre 2014 y 2015 y también elementos salafistas de diversos orígenes
presentes en las filas de un ENL, liderado por Jalifa Haftar, a quien
muchos califican de paladín antiislamista. Si a ello unimos efectivos de la
compañía de seguridad rusa Wagner y combatientes procedentes de Sudán,
entre otros complejos escenarios africanos, podemos definir un escenario en el
que las medidas internacionales de contención son de difícil aplicación.
Conclusiones
Al año del lanzamiento por Haftar de su ofensiva contra Trípoli, alrededor
de 2.000 personas han muerto violentamente y se han generado más de
150.000 desplazados. La situación es tan fluida que, si bien a fines del pasado
marzo parecía llegada la hora para la ofensiva final del ENL sobre Trípoli, a
finales de abril las tornas habían cambiado y el GUN y sus aliados recuperaban
buena parte del terreno perdido. Mientras los combates se intensifican y la
motivación de los actores locales y los firmes apoyos recibidos de actores
internacionales por los mismos contribuyen a alimentarlos, la dimensión marítima
del conflicto en Libia cobra cada vez más visibilidad. Lo hace, y ello es
particularmente frustrante, porque aquella tiene una doble manifestación: por
un lado, la de los que alimentan el conflicto haciendo llegar por mar armamento
y combatientes, y por otro la de quienes, a través de la recién nacida y
en circunstancias profundamente adversas Operación IRINI de la UE, tienen
la misión de impedirlo.
2020 917