sus comodidades y egoísmos y se lanza en la consecución
de los objetivos con el ímpetu controlado de los
que quieren mantener siempre un espíritu de vanguardia,
pensando en las generaciones venideras y con ese
único y firme propósito por norte.
Concretar los valores que encierra La Legión no es tarea
fácil. Tampoco lo es valorar en toda su amplitud el papel
desempeñado a lo largo de la historia, desde su primera
intervención en el conflicto que afectó al Protectorado
de Marruecos, hace ahora un siglo exacto. En cualquier
caso, sorprende la rapidez con que La Legión se organizó
para sus primeras acciones de guerra y lo poco
que tardó en granjearse una fama difícilmente mejorable.
Y además no solo en España, sino también fuera de
ella. Como botón de muestra, recordemos que fue un
cineasta francés, quien buscó en la Legión española, el
ambiente idóneo para la aventura militar de su película,
que tituló significativamente La Bandera (1935).
Y no queda ahí todo. Hoy mismo nos sorprende la eficacia
con que se llevaron a cabo la captación y la incorporación
a filas de la primera hornada de legionarios. En la
misma medida, asombra el éxito al integrar a todos los
voluntarios extranjeros en un momento tan cambiante
y complejo en términos nacionales e internacionales,
pues la Primera Guerra Mundial y la Revolución de
Octubre estaban a la vuelta de la esquina.
Ni entonces ni más tarde La Legión fue considerada
como una unidad más. La Legión, más allá del ámbito
estrictamente castrense, constituye un fenómeno
social rico y complejo; de hecho, La Legión no sólo
consiste en una forma de vivir la milicia, en un estilo
de mando o en un modo de cumplir órdenes, toda vez
que ha marcado y continúa marcando a cuantos por
ella pasan o se relacionan con ella y la llegan a conocer.
En este sentido, La Legión ha desempeñado un papel
integrador en la sociedad española que no ha sido
suficientemente destacado o reconocido. La Legión ha
sido capaz también de hermanar a personas de diferentes
culturas, sensibilidades, orígenes… y, en no pocos
casos, ha constituido una vía de inclusión y reinserción
de marginados, desheredados de la fortuna, desesperanzados…
Todo ello nos obliga, forzosamente pues, a dirigir nuestra
mirada a lo esencial. Y lo esencial en este caso es
«lo único y sin igual» ya que sobre los legionarios actúa
una fuerza espiritual y vocacional que se resume
en el Credo Legionario. El Credo Legionario lo forman
unas pocas frases, simples y eficaces, ejemplares
por su determinación y conmovedoras por su marcada
humanidad. Constituye una inmejorable narrativa alineadora
que, imperecedera al paso del tiempo, fundamenta
todos los valores de La Legión. En él se pueden
atisbar ciertas influencias, pero no hay duda de que su
Revista Ejército 951 Extra Junio 2020 7