TEMAS GENERALES
ingeniero jefe del taller industrial de casco del mismo Arsenal, y el capitán de
corbeta comandante del propio patrullero que había sido designado, siendo
todo ello ratificado por los representantes de la Intendencia y la Intervención.
Entre los aspectos singulares de la biografía de este patrullero resulta
llamativo que, tratándose de la entrega de un nuevo buque a la Armada, siendo
éste además el primer patrullero de vigilancia e inspección pesquera cedido
para esta finalidad, al acto de entrega del Chilreu no asistió cargo político
alguno, contrastando con lo ocurrido con los siguientes patrulleros de la serie,
a cuyas ceremonias de entrega y botaduras acudieron ministros y otros altos
cargos. En el mismo acto, prometí enviar al buque un fondo editorial del
Ministerio relativo a las especies de pesca y al sector pesquero, que sería una
biblioteca especializada bastante digna para ser utilizada a bordo, promesa
que cumplí y que me agradeció por escrito su comandante.
El Chilreu comenzó a operar con base en la Estación Naval de La Graña,
siendo comisionado sucesivamente a campañas de vigilancia y apoyo a las
flotas pesqueras españolas y de los Estados de la Unión Europea; pero sus
actuaciones más conocidas han sido las de apoyo a la flota que faena en la
costera del bonito y las ubicadas en aguas cercanas a Canadá y sur de Islandia,
que son los caladeros de los pesqueros de la Organización de Pesquerías
del Atlántico Noroeste (NAFO) y de la Comisión de Pesquerías del Atlántico
Nordeste (NEAFC); también actuó como apoyo a los servicios meteorológicos,
oceanográficos y de seguridad en la navegación.
Con una dotación de treinta y seis personas, realizó una media de ciento
cuarenta días de mar por ejercicio, pasando períodos prolongados sin tocar
puerto. Durante su servicio activo tuvieron lugar muchos episodios, siendo
destacable el fallecimiento a bordo por causas naturales de un suboficial de la
dotación.
El 29 de junio de 2012, festividad de San Pedro, apóstol y pescador, el
patrullero causó baja en la Armada y su bandera de combate definitivamente
arriada y, posteriormente, donada por el Ayuntamiento de Burela al Museo
Naval de Ferrol, donde figura junto a la lista completa de sus comandantes,
entre los que destaca Santiago Bolíbar Piñeiro, que mandó el patrullero en sus
primeras singladuras y que en su baja lo despidió en Ferrol (había mandado
buques tan emblemáticos como la fragata Baleares, la nao conmemorativa
Santa María y el Juan Sebastián de Elcano, rematando su carrera como almirante
de la Flota). También merecen un recuerdo todos los demás, entre ellos
Antonio Manuel Pérez Fernández, que mandaba el Chilreu en 1994 cuando la
llamada «guerra del bonito», y Alejandro Mackinlay Ferreirós, con quien
coincidí en la Escuela Naval Militar y durante cuyo mando se publicó un
completo e interesante reportaje sobre el Chilreu en la Revista Española de
Defensa.
El Chilreu fue liquidado y vendido en subasta pública por el organismo
competente de la Armada después de un largo amarre en la Estación de La
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