TEMAS PROFESIONALES
Buscando una alternativa
Con lo planteado hasta ahora, la proyección del poder naval sobre blancos
en tierra, tal y como se ha contemplado en la doctrina occidental, no parece ya
viable en escenarios de alta intensidad. Esto nos lleva a preguntarnos qué
alternativas existen para cumplir con lo que Nimitz consideraba la principal
raison d’être de una marina de guerra: llevar la guerra lejos de nuestras
costas.
Como sabemos, en los últimos años han surgido conceptos doctrinales,
como el de letalidad distribuida o su evolución natural; las operaciones marítimas
distribuidas otorgan un papel mucho menos relevante a los portaviones, si
acaso se les asigna alguno. En concreto, consideran la articulación de las
operaciones navales mediante «el empleo de la potencia de combate de manera
distribuida sobre vastas distancias, múltiples dominios y todo tipo de plataformas
», según la definición dada por el Navy Warfare Development
Command (NWDC) (11). Se da precedencia al empleo de misiles tácticos
contra objetivos terrestres lanzados por unidades de superficie o submarinos
distribuidos a lo ancho del teatro en lugar de concentrar la fuerza en agrupaciones
navales, más fáciles de neutralizar.
Si bien esas doctrinas descartan al portaviones, a más largo plazo quizá
puedan volver a realizar una importante contribución mediante el empleo de
sistemas aéreos no tripulados (UAV) suficientemente avanzados, como parece
ser el caso del prototipo estadounidense X-47B. Sobre estas plataformas
conviene tener en cuenta que reducirán la probabilidad de bajas propias, un
factor especialmente importante para nuestras sociedades. Su efectividad
quedó demostrada con los ataques en septiembre de 2019 contra las instalaciones
petroleras saudíes en Abqaiq y Khurais, de una sorprendente precisión
y a centenares de kilómetros de sus puntos de lanzamiento. Es importante
tener en cuenta que tales acciones se llevaron a cabo a pesar de las defensas
antiaéreas proporcionadas por tecnología estadounidense (Patriot y THAAD)
(12), que hubieran supuesto un notable desafío para cazabombarderos.
Además, tendrán costes más reducidos, una ventaja en escenarios financieros
tan limitados como en los que nos movemos actualmente y los previsibles
en un futuro. Y es que comparados con las cada vez más costosas aeronaves
tripuladas, como el F-35, su adquisición no resulta más cara, a lo que se añade
que se reducen costes posteriores asociados (formación del operador más
corta y barata, adiestramiento periódico en simuladores menos costoso que el
equivalente en horas de vuelo de pilotos, etcétera).
(11) Organismo de la US Navy con funciones equivalentes al Centro Conjunto de Desarrollo
de Conceptos español.
(12) Terminal High Altitude Area Defense.
92 Julio