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ce el 14 Regimiento de He-111. El acuartelamiento General
revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2020
Sanjurjo permanecerá en activo hasta la apertura,
en 1963, del acuartelamiento de San Lamberto ubicado
en la ciudad, cediéndose sus terrenos e instalaciones al
aeroclub de Zaragoza.
Además, entre ambos aeródromos cercanos se empiezan
a construir las instalaciones para albergar una factoría
delegada de la Maestranza de Logroño, así como los
parques regionales de infraestructura, intendencia, automóviles
y armamento. Para agilizar el aprovisionamiento
a estos, se construye una vía de ferrocarril de acceso a los
campos de Valenzuela y General Sanjurjo, a partir de la
estación de Pinseque.
De este modo, tras terminar la guerra, durante los años
40 se va configurando buena parte de lo que hoy conocemos
como base aérea de Zaragoza.
LA BASE AÉREA DE VALENZUELA (1950-1969)
El inicio de los años cincuenta es también un nuevo comienzo
en la organización y mando de las bases aéreas y
aeródromos, siendo Valenzuela categorizada como base
aérea, ya que tiene estacionado al 14 Regimiento de forma
permanente y cuenta con todos los servicios de vuelo
y mantenimiento. Simultáneamente en 1950 se procede
a adquirir y/o expropiar terrenos para la ampliación del
aeródromo de Sanjurjo.
El hecho que más influye en la dotación y fisonomía de
las instalaciones aeronáuticas zaragozanas es la llegada
de los norteamericanos, ya que a raíz del acuerdo firmado
con EEUU el 23 de septiembre de 1953, en Zaragoza se
instalará una base aérea estadounidense. A tal efecto se
dispone de los terrenos situados al este del aeródromo
de Valenzuela, el cual a su vez se traslada hacia el norte,
donde quedarán basados los He-111. Las instalaciones
del antiguo aeródromo son cedidas al Ejército de Tierra,
que destina allí un grupo de artillería antiaérea y que crecerá
hasta instalarse la totalidad del RAA n.º 72, permaneciendo
hasta su disolución y la retrocesión al EA de las
instalaciones en diciembre de 2015.
Las obras y creación de infraestructuras fueron importantes
durante los siguientes cinco años y van a definir la
fisonomía actual de la base, con cuatro zonas claramente
diferenciadas y dos pistas. En el nuevo Valenzuela se
construye la torre de mando y se amplía la pista y calle
de rodaje del aeródromo Sanjurjo. Solo en el sector americano
las obras alcanzarán un importe cercano a los 32
millones de dólares de la época, dando trabajo a más de
un millar de obreros aragoneses.
Durante los casi cuarenta años de presencia militar
americana, con un gran impacto social y cultural en la
sociedad civil zaragozana, serán varias las unidades que
pasen por sus instalaciones, comenzando por las encargadas
del apoyo a instalaciones y personal, seguido por
un efímero escuadrón dotado con F-86 Sabres y, posteriormente,
de otras unidades aéreas, además del cuartel
general de un escuadrón de alerta y control aéreo.
Pero la función que más perduró en el tiempo fue la
de entrenamiento de las tripulaciones de las unidades
aéreas basadas por toda Europa, que aprovechaban las
instalaciones de Zaragoza, por su proximidad al Polígono
Imagen actual de la zona de Valenzuela donde se aprecian las nuevas infraestructuras (hangares, edificios para simulador y almacenes) y la ampliación
de la plataforma de aparcamiento, para albergar los T-23