JOSÉ ANTONIO OCAMPO
cia, al maniobrar para tomarlo a remolque, lo atravesó con su espolón
hundiéndolo. Hubo 12 muertos y 17 desaparecidos.
El 30 de diciembre de 1873, estando la fragata Tetuán fondeada en el puerto
de Cartagena, se produjo un gran incendio que alcanzó el pañol de municiones,
volando la fragata y hundiéndose, probablemente debido a un sabotaje interno.
En agosto de 1878 se produjo el hundimiento del cañonero Turia por el
pailebote portugués Julia, al faltarle a este la cadena cuando se encontraban
ambos fondeados en el puerto de Vigo. El fuerte temporal existente derivó al
portugués hacia el cañonero, abriéndole una gran vía de agua que le provocó
el hundimiento.
Un mes más tarde, el 11 de septiembre, corrió igual suerte el vapor Piza-rro,
yéndose a pique en el Atlántico como resultado de una vía de agua en el
casco, que se encontraba en muy mal estado. Se salvó parte de la dotación
gracias al capitán Carlo Frugonis, de la marina mercante italiana.
Durante los días 19 y 20 de noviembre de 1879 un ciclón tropical de
enormes proporciones asoló el archipiélago filipino, originando el hundi-miento
de 37 embarcaciones. Entre ellas el cañonero Mariveles y la goleta
de hélice Caridad, que se encontraban en Puerto Galera de paso para
Cebú.
Siendo comandante general del apostadero de La Habana y de su escuadra,
ya iniciada la llamada «Guerra Chiquita», el contralmirante Beránger sufrió la
pérdida del cañonero Cuba Española, el 14 de junio de 1880, al atracar al
muelle de Schuma, en el que iba a desembarcar las fuerzas del Ejército que
transportaba. La explosión de la caldera de babor produjo la muerte de 80
soldados, siete marineros y seis heridos graves.
Ya en el primer ministerio de Beránger se perdió el vapor Victoria de las
Tunas en los bajos de Maribel, en las Antillas, que se había comprado recien-temente
en Estados Unidos. Era la primera vez que salía a la mar.
El 8 de julio de 1884, mientras Beránger ejercía en Cuba sus funciones de
comandante general, tuvo lugar el naufragio del crucero de 2.ª clase Gravina,
al mando del capitán de corbeta José García de Quesada y Vázquez de
Castro. Cuando navegaba de Manila a Shanghai se encontró con un tifón, un
«bagío», como se le llama en las Filipinas, cerca de la isla de Fuga, en el
canal de Formosa, y hubo de buscar refugio, entre otras calas, al abrigo de
Musa, cerca del puerto de San Vicente, y luego más lejos, al este de la isla
Bari. Una ola gigantesca lo arrojó contra la costa, donde embarrancó, partién-dose
en dos con grandes llamaradas. De los 170 hombres de la dotación se
salvaron 131.
En 1884 la goleta de hélice La Ligera, estando en el apostadero de La
Habana, sufrió una explosión en sus calderas, lo que causó su baja en 1886.
En 1885 se entregó a la Marina el torpedero Orión, uno de los cuatro
que se construyeron en Kiel (Alemania). Su travesía a Ferrol (España) fue
muy accidentada, pues a causa de numerosas averías tuvo que arribar a
puertos holandeses, alemanes y franceses para llegar a aquel puerto en
marzo de 1886.
128 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 127-138. ISSN 012-467-X