ANTONIO ESPINO LÓPEZ
lo a cabo y, sobre todo, poder transportar a tiempo a los tercios de Granada
(mil hombres), que debían ir a luchar a Cataluña, y posteriormente estaría en
condiciones de ofrecer sus servicios en la defensa de Roses si fuera menester.
El caso es que, para abril, se pidió a las galeras de España, Génova, Nápoles y
Cerdeña que estuviesen en Cataluña. Pero no solo se trataba de enviar tropas a
Cataluña, en marzo de 1668; también se pidió que las galeras de España trans-portasen
1.500 quintales de pólvora y 2.500 de cuerda desde Cartagena y 700
arneses de caballo desde Cádiz. Mientras, también se recibían avisos de cómo
los franceses aprestaban catorce galeras y tres galeotas para atacar la costa
catalana, mientras que a Mallorca llegaban avisos en el sentido de que en
Tolón los franceses aprestaban dieciocho o veinte navíos, y otras tantas gale-ras
en Marsella. En todo caso, la situación se salvó cuando a inicios de mayo
se confirmó la firma de la paz de Aquisgrán33.
Hacia la guerra de Holanda, 1668-1673
Tras la Guerra de Devolución (1667-1668), mientras Luis XIV viajaba
hasta Marsella para dar calor a la armazón de barcos y galeras –según infor-mes
recibidos por el Consejo de Estado–, la reina gobernadora, Mariana de
Austria, había concedido al marqués de Aytona facultad real para disponer el
establecimiento de la Compañía Española del Comercio Armado, habiendo
hecho subdelegados a don Gabriel de Llupià para Cataluña y a don Miquel
Çalvà para Mallorca, de la misma forma que un año antes, en junio de 1668,
se hizo subdelegado por Valencia al conde de Cervellón. Se pidieron todos los
apoyos posibles a todo el mundo para que el intento alcanzase el mayor logro.
Pero apenas tuvo alguno34.
Con la llegada del duque de Sessa y Baena al virreinato catalán se procuró
poner en orden el estado de las fortificaciones catalanas. En lo que respecta a
las más importantes para el desarrollo de la guerra marítima, y aparte de Barce-lona,
Sessa descubrió que en Palamós se empezó a construir una ciudadela en
tiempos de don Juan José, es decir a partir de 1653, y hasta la época del virrei-nato
de Vicente Gonzaga se gastaron 96.000 reales, pero el duque de Osuna
quiso hacer algo más y empezó a levantar una encamisada de cal y canto, pero
sin haber perfeccionado antes el foso y la estrada cubierta; ahora bien, el
muelle estaba derribado y era lo que más importaba, lógicamente, para dar
abrigo a las galeras –y hacer de Palamós un auténtico puerto de importancia
militar–. Cadaqués no era un lugar fácilmente defendible; de hecho, los france-ses
no hicieron en él grandes defensas cuando lo ocuparon, añadía el duque de
(33) AGS, Estado, leg. 2687, marqués del Viso a Mariana de Austria, 19/II/1668. AGS,
GA, leg. 2162, consulta del CG, 26-27/III/1668. AGS, Estado, leg. 2687, consulta del CE,
10/IV/1668. ACA, CA, leg. 1018, consulta del CA, 9/V/1668.
(34) AGS, Estado, leg. 2688, consulta del CE, 8/I/1669. ACA, CA, leg. 332, Carlos II al
vicecanciller del CA, 11/VI/1669.
22 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 148 (2020), pp. 9-28. ISSN 012-467-X