NOTA EDITORIAL
CON gran pesar nuestro, el ataque de la naturaleza sufrido en España con
especial virulencia no solo nos ha impedido mantener el funcionamien-to
de la redacción y de la imprenta, sino que ha reducido la recepción
de artículos para su potencial publicación, seguramente por el cierre de archi-vos
y otras entidades donde realizar la correspondiente investigación historio-gráfica.
Todo ello nos ha obligado a tomar la decisión de publicar este año
solo tres de los acostumbrados cuatro números de la REVISTA. Una vez recupe-rada
la actividad, publicamos este número con la confianza de que volvemos
al ritmo normal de trabajo.
La pandemia nos ha hecho, por cierto, volver la vista a la Historia pues,
aunque la mayor parte de nosotros no hemos vivido una situación parecida,
nuestros antepasados sí que lo hicieron. De hecho, la vida marítima ha sido
una de las que ha vivido sus consecuencias en el pasado con mayor regulari-dad,
por ser por vía marítima por donde muy a menudo se han transmitido las
enfermedades. Esto no es consecuencia sino del hecho de que los mares y los
océanos han sido siempre más medios de comunicación que fronteras separa-doras.
Muy habitual ha sido siempre poner en cuarentena los barcos que arri-baban
a los puertos en tiempos de extensión de epidemias. Por otro lado, el
confinamiento al que hemos tenido que someternos ha hecho experimentar a
muchos una situación muy conocida de quienes desarrollan su vida profesio-nal
en la mar.
Volviendo pues a lo nuestro, tiene el lector ante sí un número compuesto
de artículos que esperamos que ayuden, como siempre, a comprender mejor la
historia naval española. Completados con las secciones habituales, esperamos
sean de su gusto. Por otro lado, el proceso de conversión de la REVISTA en una
publicación de carácter científico según las normas que el mundo moderno
impone, sigue adelante. Esperamos que en los números sucesivos se vayan
notando cada vez más lo cambios, sobre todo en el carácter académico de los
trabajos que iremos publicando.