revista de aeronáutica y astronáutica / noviembre 2020
el Programa FARA (parte 1) 859
excedieron los 200kt de velocidad,
perfectamente plausible en tanto el
X2 superó los 250kt) y persistencia
en combate, un alcance 220 millas
por hora frente a las 127 de su antecesor,
una capacidad de carga un
40 % mayor y un peso un 15 % menor,
gracias a su construcción en base a
materiales compuestos; a efectos
prácticos, esto suponía disponer de
un helicóptero capaz de proporcionar
cobertura casi completa al teatro
de operaciones de Afganistán (en
concreto, al 97 % del mismo, gracias
a su alcance máximo estimado de
354 millas). Este muy breve resumen
de sus capacidades desvelan, en un
primer vistazo, el porqué Lockheed
confió tanto en el potencial de su
propuesta, siendo esta presentada,
prácticamente sin cambios, como
Raider X para el Programa FARA, de
forma tan exitosa que ha resultado
ser uno de los dos finalistas.
Tecnológicamente hablando, el Raider
X, de dimensiones mayores que
el Raider S-97 y con una ligera «panza
» y morro de mayor prominencia,
está dotado de un cockpit en el que
ambos tripulantes se sientan lado a
lado (a diferencia de la configuración
en tándem del actual punta de lanza
en materia de helicóptero de ataque,
el AH-64) y que, se presupone, sea diseñado
según el principio glass cockpit
a tenor de algunas imágenes del
S-97, tren retráctil, elevadores y timones
de cola activos, hélice/sistema de
propulsión auxiliar tipo pusher, sistema
de rotor rígido doble coaxial (que
permite la funcionalidad, high-hot
hover, es decir, capacidad de realizar
un hover en climas extremadamente
cálidos y a gran altitud operacional),
y un sistema fly by wire. Al igual que
otros programas de defensa actuales,
el Raider X está diseñado desde el
principio bajo el concepto de arquitectura
abierta (open architecture) y
potencial de crecimiento asociado,
denominado MOSA (Modular Open
System Architecture) enfocado especialmente
a lo que respecta a su
suite de sistemas de misión facilitando,
en caso de necesidad, la rápida
sustitución de sistemas y sensores
de abordo sin tener que depender
de un suministrador concreto de los
mismos. Asimismo, cuenta con un sistema
automatizado de diagnóstico,
que proporciona al personal de mantenimiento
el conocimiento y la capacidad
de actuar en puntos y equipos
que se juzguen como degradados o
susceptibles de ver mermadas sus
capacidades.
Imagen conceptual del Raider X. (Imagen: Lockheed Martin)