CRÓNICA DE LA CONQUISTA. 12 DE FEBRERO DE 1519 - 13 DE… 121
de Cervantes quiso ir más tarde y fue rechazado por manco), que moría
ahogado en medio de una tempestad en el océano, de hambre, de fiebres,
deshidratado, envenenado por comer o ser picado por insecto o ser flechado
por indio, desmembrado, con el pecho abierto tumbado sobre la piedra de
sacrificios viendo aún su propio corazón palpitante en la mano del sacerdote,
apedreado o asesinado por sus codiciosos compañeros de viaje. No,
el negocio no era sencillo. Sólo unos pocos, muy curtidos y afortunados,
consiguieron ser recordados.
Nada más llegar a Cozumel castiga a Alvarado por adelantarse a la
armada, desobedecer y robar comida en las aldeas y también tiene el primer
golpe de suerte; encuentra a Jerónimo de Aguilar. El milagro (1º) es mutuo;
Cortés gana una lengua (traductor de maya-español) que le será muy útil y
Jerónimo es rescatado. Es licenciado y sacerdote y volvía hace siete años del
Darién a Jamaica, cuando la nave en la que viajaba junto a su madre naufragó.
Los agotados supervivientes fueron devorados en la misma playa por
los cocomes. Sólo se salvaron él y Gonzalo Guerrero, un antiguo soldado
de los Tercios de Italia que después emparentó con los mayas, casó con una
princesa maya y tiene varios hijos (es el padre del mestizaje), es su capitán
de guerra y no tiene ninguna gana de ser rescatado, es tal su inculturación
que parece uno de ellos, tatuado, con bezotes. Cuando Jerónimo le cuenta
que ha recibido unas cartas de la costa indicando que vienen a rescatarle,
se lo cuenta a Gonzalo, pero este rechaza la oferta de irse juntos y le indica
que prefiere quedarse (muchos años más tarde morirá luchando contra los
españoles de Montejo que trataban de conquistar el Yucatán).
Cortés sigue costeando el Yucatán, siguiendo la misma ruta conocida
por el piloto Alaminos de sus viajes con Hernández de Córdoba y Grijalva.
Desembarca en Potonchan y asume el mando de su primera acción de guerra,
que le sale bien al principio, aunque los indios se reagrupan y le presentan
batalla dos días más tarde en Centla, en la primera ocasión en la que los
caballos intervienen en combate en América en la Historia. Funda la ciudad
de Santa María de la Victoria, pero se pierde en la Historia. Pero lo mejor
del momento está por llegar; entre las mujeres que les regalan (los indios se
extrañan de que los españoles no lleven mujeres con ellos que les cocinen
o laven la ropa) llega Malinalli, Malintzin, a la que se bautiza como doña
Marina, una de las veinte mujeres que le regalan. Era hija de los caciques de
Painalá; cuando su padre murió, ella era muy niña, su madre se casó con otro
cacique y tuvieron un hijo y, como querían darle a éste el cacicazgo, la niña
de pronto les estorbaba. Una noche la vendieron a unos indios de Xicalang y
echaron fama de que se había muerto. Los de Xicalang la vendieron a los de
Tabasco y éstos la regalasen a Cortés después de la batalla de Centla. Más
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 121-140. ISSN: 0482-5748