LOS AZTECAS ANTES DE 1519 29
En relación con la justicia hay que destacar que los guerreros tenían
sus propias leyes, así como tribunales y jueces “castrenses”. En algunas ocasiones,
podían cambiar la pena de muerte por el destierro a las guarniciones
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2020, pp. 29-60. ISSN: 0482-5748
de frontera.
Economía
Los mexicas eran un pueblo agrícola, aunque su economía se apoyaba
en otros dos factores muy importantes: los tributos y el comercio,
que no solo dinamizaba la economía, sino que fungía como un elemento
integrador.
Debido a la falta de terreno cultivable y a la alta densidad de población,
Tenochtitlan maximizó sus recursos construyendo chinampas
en el lago. Aunque eran muy productivas, no lo fueron tanto como para
abastecer a la creciente población tenochca. Tras la independencia, los
gobernantes de Tenochtitlan iniciaron una política fiscal a través de la cual
exigían tributos a los pueblos sojuzgados. Establecieron un estricto calendario
de pagos, supervisado por unos funcionarios imperiales denominados
calpixques. El calpixqui procedía de la nobleza y eran nombrados
directamente por el tlatoani. Era un puesto de reconocido prestigio al que
se accedía tras años de preparación en el calmecac. Las fuentes también
refieren que este cargo se reservaba, en ocasiones, a los militares retirados
a manera de recompensa.
Las obligaciones fiscales quedaban registradas en unos maravillosos
libros de cuentas. En ellos se especificaban la cantidad, la frecuencia y
la clase de productos que cada provincia, sujeta al imperio, debía tributar.
Recibían el nombre de tequiámatl “papeles o registros de tributos”. Como
ejemplo de ellos sobreviven la Matrícula de Tributos, la Información de
1554 y el Códice Mendoza, el primero es prehispánico y los segundos se
elaboraron en los primeros momentos del virreinato.
Acuérdome que eran en aquel tiempo su mayordomo mayor un gran
cacique, que le pusimos por nombre Tapia, y tenía cuenta de todas las
rentas que le traían a Montezuma con sus libros, hechos desu papel, que se
dicen amal, y tenía destos libros una gran casa de ellos. Dejemos de hablar
de los libros y cuentas9.
9 DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
Ed. Miguel León Portilla, Dastin, Madrid, 2000, 2. vols, I, cap. XCI, pág.: 325.