Conflictos Armados, las resoluciones
de la ONU o directivas políticas de organizaciones
internacionales. Y esta
situación se replica en un nivel inferior.
Así, los planes de las campañas
regulan (limitan) el empleo de la fuerza
(con ROE, caveats, limitación de los
daños colaterales, etc.).
Nuestros adversarios emplean medios
convencionales y no convencionales,
pero con procedimientos
y recursos que prescinden de las limitaciones
que restringen el empleo
de nuestras fuerzas. El enemigo híbrido
no solo no acepta los convencionalismos
que rigen el empleo de
la fuerza, sino que toma ventaja de
ellos, explotando hábilmente las limitaciones
que supone combatir en
escenarios mezclados con civiles,
con limitaciones legales, éticas, culturales
y de todo orden. En resumen,
el desafío está en «proporcionar seguridad
contra un oponente político
o ideológico que no comparte o
sobrelleva nuestros límites intelectuales
o institucionales. Nos enfrentamos
a un enemigo que deliberadamente
convierte en objetivo nuestras
limitaciones y debilidades, y que no
juega a nuestro juego militar»3. Así,
por ejemplo, vemos que la limitación
de daños colaterales fue utilizada intensamente
por el ISIS como una forma
de autoprotección, o que la intencionada
indefinición entre figuras de
combatientes realizada por los rusos
en Ucrania (combatientes convencionales,
encubiertos, irregulares o
voluntarios internacionales) dificultaba
atribuir a Rusia su implicación
en el conflicto.
Nuestros
adversarios
emplean medios
convencionales
y no
convencionales,
pero con
procedimientos
y recursos que
prescinden de
las limitaciones
que restringen
el empleo de
nuestras fuerzas
Otro elemento clave es el extenso empleo
de diversas tecnologías, tácticas
y capacidades, incorporando tecnologías
civiles de coste relativamente
bajo con rapidez y sin restricciones
de ningún tipo. Ejemplos claros son el
ciberespacio, dominio perfecto donde
claramente se pueden explotar las
ventajas de la falta de límites legales,
o el empleo de vehículos aéreos no tripulados.
32 / Revista Ejército n.º 958 • enero/febrero 2021
Por último, desafía eficazmente el dominio
del ámbito de la información. El
entorno digital constituye un poderoso
instrumento para dominio de la
información y puede ayudar a distorsionar
las victorias convencionales y
revertir éxitos tácticos.
Finalmente cabe señalar, como apunta
la OTAN en su definición de guerra
híbrida, que esta es una «combinación
adaptativa». Es decir, que evoluciona
dinámicamente en la búsqueda
de las fisuras o huecos que pueda encontrar
en el adversario.
RUSIA Y LA GUERRA
«NO LINEAL»
Para muchos autores, «Hizbulá (constituye)
el prototipo de la guerra híbrida»4,
pero dado que el modelo híbrido ruso
(guerra no lineal) es mucho más potente
y desafiante, resulta más enriquecedor
el análisis teórico ruso de su modelo.
Rusia expresa abiertamente en su Estrategia
de Seguridad Nacional que el
empleo de «la fuerza como uno de los
factores de las relaciones internacionales
no está en declive». Examinemos
las claves del pensamiento ruso:
• Desarrollo de un marco teórico sólido,
empezando por el nivel estratégico
(doctrina Gerasimov). Incluye
múltiples parámetros en el espectro
del conflicto, donde la guerra abierta
es solo la fase cumbre a la que
raramente se llega. Apunta al empleo
de fricciones y deslealtades,
en ámbitos políticos, económicos
o sociales, así como la explotación
de contradicciones sociales.
• El modelo ruso de empleo de fuerzas
militares ha transitado a un modelo
mucho más tecnificado, que
incorpora sistemas de armas con
alta tecnología y precisión capaces
de alcanzar objetivos en gran profundidad.
La aplicación de fuegos,
tanto en masa como de precisión,
en profundidad, aéreos, terrestres y
navales, basados en una detallada
inteligencia y fruto de un minucioso
planeamiento, ha sido clave en el
éxito de las operaciones.
• La ejecución de operaciones encubiertas
de forma eficaz y ágil permite
tanto desarticular la respuesta
adversaria como activar los núcleos
de resistencia «aliados».
Guerra híbrida