HISTORIAS DE LA MAR
or deliberations. También es posible que, de haber mantenido la caída a Br,
hubiera quedado paralelo al Bonifaz, que seguía cayendo con toda la caña a
Er, pero al cabo de aproximadamente un minuto cambió de idea y ordenó
«todo a Er» y «avante toda», según él para librar la popa. Su registrador de
rumbos dejó constancia de que, tras caer 46º a Br hasta el 314º, inició la caída
a Er, siendo abordado a la altura del tanque de carga 9 Er, entre el puente y la
toldilla, cuando apenas había caído 11º y estaba a rumbo 325º.
Juhel dijo que el Bonifaz le abordó perpendicularmente (sous une inclinaison
très voisine de 90) y a velocidad hipersónica (Bonifaz was showing a big
bow wave), convenciendo al juez británico, y hasta al abogado del Bonifaz,
que aceptaría ese ángulo por razones tácticas: a quienes entienden de estas
cosas, les bastará ver las fotos de los daños del Fabiola para saber que esta
versión tiene elementos de fantasía. También es sabido que la posición más
recomendable para observar un abordaje entre petroleros es cuerpo a tierra:
por eso, al oficial de guardia del Bonifaz le pilló «fuertemente agarrado, por
consejo del capitán», pero el capitán, que era casi del mismo Bilbao, dijo
desde el primer momento que habían impactado de amura y con «un ángulo,
aproximado, de treinta grados». El agregado saliente de guardia, al ser natural
y vecino del mismo Bilbao contempló el castañazo más impertérrito si cabe,
percibiendo que «incidieron en un ángulo muy cerrado», con «un roce intenso,
y vimos como los cascos se abarloaban y saltaban enormes chispas». Esta
versión, además de encajar con las averías del Fabiola es coherente con la
maniobra del Bonifaz, que habría impactado a rumbo 295º tras haber caído
unos 55º a Er desde el avistamiento.
En el momento del abordaje los buques debían de navegar a unos diez
nudos, pero como los dos estaban cayendo con toda la caña a Er y el ángulo de
incidencia era reducido, los daños del francés se limitaron a un enorme bollo
que acababa en un agujero de unos dos metros situado bajo la flotación. La proa
del Bonifaz, comparativamente más ligera, debió de salir rebotada, permitiendo
que los petroleros se abarloaran durante unos segundos usando como «defensa»
la carga del Fabiola, que fluía a borbotones por el agujero y se incendió en el
acto. El capitán francés mantuvo la máquina avante toda mientras seguía cayendo
a Er para intentar alejar la toldilla de la quema, pero el Bonifaz, con la
máquina parada y la arrancada reducida por el impacto, quedó en la estela en
llamas del Fabiola, y con las tapas de los tanques abiertas no tuvo la menor
oportunidad. El capitán Amézaga declaró que se produjo el derrame de «algún
producto combustible por el Bonifaz procedente del otro buque», y otros dos
supervivientes lo confirmaron: aunque la cubierta del Bonifaz (en lastre) debía
de estar más alta que la del Fabiola (cargado) y el abordaje ocurrió unos 90 m a
proa del incendio, el embarque de crudo en llamas en cubierta era posible en
determinadas circunstancias, y habrá que aceptarlo como mejor opción. Inmediatamente
se produjo un incendio en la banda de Br, a proa de la toldilla y
justo donde estaban los tanques pendientes de limpiar.
36 Enero-feb.