Felipe V, había sido puesto en su sitio
algún tiempo antes por Fernández
Pacheco, a golpe de bastón e improperios.
El motivo: prohibirle entrar a
los aposentos reales, pese a su condición
de mayordomo mayor.
Así de especial era el fundador y primer
director de la Academia, al que
sucedieron en el cargo su hijo Mercurio
Antonio (capitán general y virrey de
Aragón, como su progenitor; su victoria
en la batalla de Brihuega y la captura
del general en jefe enemigo, lord
Stanhope, posibilitaron la liberación
de su padre en Italia, al ser canjeado
por este) y su nieto Juan, que alcanzó
también el empleo de capitán general.
Completan la relación el sexto director,
Fernando de Silva Álvarez de Toledo,
duque de Alba, capitán general
y capitán de la Compañía Española de
Reales Guardias de Corps; el octavo,
Pedro de Silva Sarmiento, que llegó
a mariscal de campo antes de tomar
los hábitos; el décimo, José Miguel de
Carvajal y Vargas, duque de San Carlos,
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capitán general y virrey de Navarra;
el decimotercero, el ya citado Ángel
de Saavedra; y el decimoquinto y
hasta ahora último director de procedencia
militar, Juan de la Pezuela
y Ceballos, que fue capitán general,
comandante general del Real Cuerpo
de Guardias Alabarderos, gobernador
de las islas de Puerto Rico y Cuba y
director de la Academia de Caballería.
El conde de Cheste, pues este era
su título, tiene también una biografía
ciertamente interesante y no solo por
sus muchos cargos. No en vano fue
un héroe en la primera guerra carlista,
tuvo que exiliarse a Francia tras fracasar
el intento para derrocar a Espartero
y se batió en duelo con José de
Espronceda, máximo exponente de
Esquela del conde de Cheste
la poesía romántica española, quien
a su vez detentó el empleo de primer
teniente de la Milicia Nacional.
Además, al conde corresponde el honor
de contar con el récord de permanencia
ininterrumpida en la dirección
de la RAE (31 años) y de que durante
ese período se inaugurase el edificio
que esta ocupa, desde 1894, junto
al madrileño parque del Retiro. De
hecho, durante varias décadas, hasta
el traslado del Museo del Ejército
a Toledo en el año 2010, los efluvios
de ambas instituciones se han entremezclado,
pues han estado separadas
por apenas 50 metros.
En definitiva, ocho de un total de 28 directores
(si bien Ramón Menéndez
Pidal y José María Pemán renovaron
mandato en períodos no consecutivos),
que han encabezado la institución
durante 106 años. O lo que es lo