3
editorial
Una vez más, la Brigada Paracaidista participa en operaciones.
En este caso, generando un contingente significativo como es el
que requiere la operación Libre Hidalgo (L/H), que a día de hoy es
la mayor operación en la que participa España, tanto por el número
de efectivos como por las actividades y el esfuerzo requerido en
las actividades operativas y en el resto de diversas capacidades
que visten y apoyan a la misión principal.
No obstante, esta vez no ha sido una «simple vez más». Las circunstancias a las que
la BRIPAC se tuvo que enfrentar hasta poder generar y desplegar el contingente fueron
extrañas, inciertas y desconocidas. La generación de un contingente es relativamente
sencilla y está, a día de hoy, muy sistematizada y optimizada por nuestro Ejército. A
través de reuniones, reconocimientos, actividades de instrucción y adiestramiento y
ejercicios que, jalonando la preparación, hacen que alcanzar los objetivos de tener
preparado un contingente sea relativamente sencillo. Pero en este caso, la incertidumbre
de la pandemia de la COVID-19 nos zarandeó en medio de la preparación, ciertamente
con gran parte del camino andado, pero no con todo. La falta de experiencia ante una
eventualidad tan extraña como fue la pandemia, así como las limitaciones que imponía
la propia emergencia sanitaria, hizo que el tramo final fuera tortuoso y difícil; debiendo
flexibilizar los procedimientos y modificarlos con gran imaginación para alcanzar la
meta buscada. Otras desgraciadas circunstancias hicieron imposible que nos acompañara
nuestro general, Luis Sáez Rocandio, quien se había dejado la piel hasta el momento
final en conseguir generar y preparar a la BRILIB. Sin duda, el éxito de la ejecución final
se debe a su acción de Mando, persistente hasta el último momento, hasta la subida del
primer peldaño de la escalerilla del avión que nos llevaría a la zona de operaciones.
Ya en el Líbano, y a pesar de algunos incidentes de cierta importancia, todo se desarrolló
según lo previsto. La preparación, de manera fluida y natural, hizo casi todo el trabajo. Y
los militares que formaban parte de este contingente desarrollaron sus cometidos según
los procedimientos aprendidos, aquellos que necesitábamos para resolver los problemas
que se nos fueron planteando. Se puede decir, que todo fue como la seda.
Como siempre, llevamos a gala conducirnos de acuerdo al estilo paracaidista, el
que heredamos y nos enseñaron nuestros antecesores. Porque ha sido, y siempre será
garantía de éxito, y así se lo hacemos saber a nuestros jóvenes oficiales, suboficiales y
paracaidistas. No me cabe la menor duda de que nuestro estilo, junto con la preparación,
han sido determinantes en el cumplimiento de la misión.
Tras algo más de 5 meses, finalizamos la misión encomendada, continuando la que
vienen haciendo las tropas españolas desde 2006. Esperamos haber escrito una página
más del libro de nuestra historia que se abrió en Ifni, y al menos, un pequeño renglón en
el de la historia militar de nuestra querida España.
GEBRILIB
Luis Fernando Fernández Herrero