En este contexto, nuestro hombre
conforma el paradigma del soldado
de frontera, territorio donde llevó a
cabo misiones de exploración, colonización
y pacificación, entre otras.
DE ANZA: EXPLORADOR Y
COLONIZADOR
En 1772 Juan Bautista de Anza está
al mando del presidio de Tubac, con
el grado de capitán de dragones de
cuera. En esta situación tiene conocimiento
del avance colonizador
que llevan a cabo el franciscano fray
Junípero Serra y el capitán Gaspar
de Portolá en la zona denominada
Alta California. Este hecho le impulsó
a elaborar un proyecto para localizar
una ruta que uniera Sonora con
las tierras de la Alta California. Dicha
ruta propiciaría la comunicación
y el comercio con los nuevos asentamientos
californianos. Asimismo
neutralizaría los avances de ingleses
y rusos, desde el este los primeros y
desde el norte los segundos, amén
de frenar las incursiones de las naciones
indias.
El plan fue sometido a la autoridad del
virrey, el cual, tras su evaluación, emitió
la pertinente autorización.
Apoyado en su capacidad y sus conocimientos
sobre la frontera, de Anza
organizó la expedición. A tal fin eligió
a 20 dragones de su presidio para escoltar
una recua de 35 arreos de mulas,
65 vacas y 140 caballos. Sin embargo,
una incursión apache ocasionó
la pérdida de 130 caballos.
No obstante este contratiempo, de
Anza no se amilanó y el 8 de enero
de 1774, con un total de 34 hombres,
partía del presidio de Tubac. Tras cruzar
el desierto de Sonora alcanzaron la
ribera del Colorado, donde hoy se levanta
la ciudad de Yuma. Los indios, a
cuyo cacique conocía de Anza, le ayudaron
a cruzar el río, el cual siguieron
hacia el sur unos 80 kilómetros, hasta
un lugar al que denominaron Santa
Olalla, cuyos restos se sitúan en la
esquina sureste de la actual Mexicali.
En este lugar se aprovisionaron de víveres,
pues debían cruzar una de las
zonas más duras del desierto. Desde
allí tomaron rumbo norte y, tras seis
días infernales de marcha por ese
territorio inhóspito, en el que de Anza
descubrió algunos pozos que mandó
señalizar, la expedición entró en el actual
50 / Revista Ejército n.º 960 • abril 2021
valle Imperial y alcanzó la misión
de San Gabriel Arcángel el 2 de marzo
de 1774. La ruta terrestre desde Sonora
estaba abierta.
Aunque, la misión de San Gabriel
ofrecía refugio y descanso a los expedicionarios,
carecía de la capacidad
necesaria para reponer los caballos
tras casi 1000 kilómetros de
recorrido.
Ante esta situación, de Anza resolvió
llegar con una pequeña escolta hasta
Monterrey y enviar el grueso de su
gente a Yuma.
En Monterrey, de Anza se entrevistó
con Fages, que actuaba como gobernador,
el cual le informó de que la
escasez de provisiones era tan aguda
como en San Gabriel. Este hecho
llevó a de Anza a abandonar el lugar
y, camino de Yuma, el 1 de mayo llegó
nuevamente a San Gabriel, donde
se entrevistó con fray Junípero y emprendió
el camino de vuelta. En Yuma
recogió al resto de la expedición y entró
en el presidio de Tubac el 26 de
mayo de 1774, después de haber recorrido
en cuatro meses y medio más
de 3600 kilómetros.
De Anza fue personalmente a informar
del éxito de la expedición al virrey
Bucarelli, el cual lo ascendió a teniente
coronel de caballería y recompensó
con gratificaciones y ascensos a la
tropa que lo había acompañado.
Las posibilidades que la ruta descubierta
por de Anza ofrecía llevó al virrey
Bucarelli a dar instrucciones al
nuevo teniente coronel para realizar
otra expedición, la cual tendría como
objetivo colaborar en la colonización
de aquellos territorios. A tal fin,
Expedición de Juan Bautista de Anza 1775-17761