estatal. En palabras del líder del grupo,
Yusuf: «nuestra tierra es un estado
islámico (norte de Nigeria) antes de
que los amos coloniales lo convirtieran
en una tierra kafir (infiel)» (Onapajo,
H., y Uzodike, U., 2012). Dicho esto,
Boko Haram en su propio nombre articula
una protesta contra el colonialismo
occidental y en remembranza
de lo que fue el esplendor del norte
de Nigeria, con un carácter islámico
y étnico propio. Con este discurso, algunos
autores entienden que el grupo
Boko Haram haya ganado lazos de
amistad con ciertos líderes étnicos de
las regiones del norte, fulanis, hausas
o kanuris, por enaltecer las figuras estatales
pasadas.
Sin embargo, Boko Haram no es el
primer grupo nacido en el norte de
Nigeria que se apoya en el pasado de
la región para justificar sus acciones.
Estamos hablando de dos grupos
que precedieron y marcaron mucho
la identidad de Boko Haram: Yan Izala
y la secta Maitatsine. Ambos grupos
nacieron y operaron en el norte
de Nigeria durante la década de 1970.
Yan Izala se configuró como un movimiento
radical alternativo en el norte
de Nigeria, puesto que, en el conflicto
entre modernidad y tradición, representado
por los británicos y los sufíes
del norte, Yan Izala proponía una reforma
social alternativa que implicaba
políticamente a los sectores agrarios,
religiosos y a las mujeres. Este grupo
comparte dos elementos con Boko
Haram: ambos nacen en un contexto
postelectoral tras una victoria de los
cristianos y ambos cambiaron los objetivos
24 / Revista Ejército n.º 961 • mayo 2021
de sus acciones ante una crisis
de legitimidad, y pasaron de atacar infieles
en general a cristianos en concreto
(Loimeier, R., 2012).
En el mismo orden de cosas, la secta
Maitatsine se dedicaba a atacar
los centros de riqueza del sur y lo que
consideraban «producto del materialismo
occidental» como táctica simbólica
hacia su base en el norte de
Nigeria. Todos los grupos insurgentes
de tradición islámica del norte de
Nigeria han declarado como objetivos
la purificación de su tierra y sus tradiciones
frente a los corruptores del
espíritu de la población, ya sean cristianos,
occidentales, tuaregs o incluso
aquellos a los que Boko Haram denomina
westernised muslims (falsos/
occidentalizados musulmanes) (Iyekekpolo,
W., 2016). Véase la ausencia
de conflicto entre sunitas y chiitas en
el norte de Nigeria, puesto que tanto
Boko Haram como otros grupos buscan
purificar a la población en busca
de un califato islámico.
De esta forma, si entendemos que
Boko Haram forma parte de una corriente
de pensamiento radical que se
reproduce en el norte de Nigeria cada
cierto tiempo, con los mismos objetivos
y las mismas prácticas, cabe
preguntarse a qué se debe dicha reproducción.
Por un lado, podemos
entender que África occidental, en la
que incluye al norte de Nigeria, está
sufriendo una radicalización islámica
de corte wahabita-salafista a raíz de
la radicalización de sus intelectuales
y sus centros de formación islámicos.
Por otro lado, cabe recalcar el carácter
localista de Boko Haram, puesto
que existen otros grupos en África
occidental, como AQMI, MUYAO
o ANSARU (esta última escisión de
Boko Haram en 2011) que tienen una
agenda universalista de expandir el islam,
mientras Boko Haram tiene una
agenda local, en busca de unos objetivos
para Nigeria: purificarla y convertirla
en un califato islámico. Luego,
se pueden presentar una serie de
elementos socioeconómicos que influyen
en el nacimiento, desarrollo y
reproducción de estos grupos en el
norte de Nigeria.
ÉLITES POLÍTICAS Y
CONTEXTO ECONÓMICO
El recrudecimiento de la actividad terrorista
de Boko Haram se da a raíz
de la victoria electoral de Obasanjo,
líder cristiano y de procedencia sureña.
Esta victoria provocó en el norte
de Nigeria una atmósfera de paranoia
colectiva que benefició y precipitó
las acciones del grupo. Entonces es
cuando el gobernador de Borno, Ali