
Stte. Juan Carlos Ferrera
5 de mayo el consorcio EU-SST (European Union-Space Surveillance
and Tracking), a través del Centro de Satélites de la Unión
Europea (EU SatCen), empezó a emitir informes de predicción
sobre dicha reentrada.
El COVE tiene acceso a esos informes, y en ellos ya se contemplaba
la posibilidad de que la órbita de reentrada sobrevolase
territorio nacional, por lo que el evento se seguía desde el centro
como parte de sus cometidos rutinarios.
Además de estos informes, y en virtud del acuerdo que el Ministerio
de Defensa tiene suscrito con el Mando Espacial de los
EEUU (USSPACECOM), la unidad cuenta también con acceso
a los informes sobre predicciones de reentradas que igualmente
emite el 18th Space Control Squadron (18SPCS, de la base aérea
de Vandenberg, en California). Estos informes fijan un momento
aproximado para la reentrada (decay epoch), estableciendo, además,
la magnitud máxima del error en dicha determinación (uncertainty).
Este cálculo se va refinando en mayor medida según se
aproxima el momento y se cuenta con mayor número de observaciones
del objeto que reentra.
La Dirección de Coordinación Civil-Militar de ENAIRE (dependiente
del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana,
MITMA) y la Jefatura del Sistema de Vigilancia y Control
Aeroespacial, fijaron una serie de reuniones para mantener un
seguimiento continuo sobre el suceso, en las que tomaron parte,
además, responsables del MITMA (Dirección de Emergencias y
Coordinación de Crisis), ENAIRE, la Agencia Española de Seguridad
Aérea (AESA) y la Dirección General de Protección Civil.
Durante las videoconferencias que se llevaron a cabo, el COVE
presentó información periódica que fusionaba los datos recibidos
de las diversas fuentes a las que se tenía acceso, actualizando las
previsiones sobre el punto de reentrada en la atmósfera y el momento
en que se produciría. Este hecho cobró mayor importancia
una vez que el EU-SST dejó de emitir informes (a últimas horas
de la tarde del día 8). Desde ese momento, el Ejército del Aire se
convirtió en la única fuente de información disponible al usar los
datos provenientes del 18SPCS norteamericano.
A la velocidad a la que se desplazaba el lanzador, estimaciones
de tan solo un minuto de incertidumbre implicaban un desplazamiento
de 470 km al oeste o al este del punto calculado para
la reentrada, lo que suponía que podría atravesar completamente
la península ibérica en tan solo dos minutos. En base a esto, y
considerando que la ventana de incertidumbre del último informe
obtenido (emitido por el 18SPCS a las 01:42HL del 9 de mayo)
proporcionaba un valor de ±60 minutos, el lanzador podría entrar
en la atmósfera en cualquier punto de su órbita situado 28.000
km al oeste o al este del lugar estimado, por lo que el cálculo del
riesgo tenía una incertidumbre muy alta.
Con la evolución de las valoraciones aportadas por el COVE,
se tomaron las decisiones operacionales más adecuadas para
evitar cualquier riesgo si llegara a darse el caso, posible pero
poco probable, de que la reentrada se produjera sobre nuestro
territorio, y que algún resto pudiera atravesar el espacio aéreo de
responsabilidad nacional. Así, la última órbita sobre la península
antes de la reentrada tuvo lugar entre las 04:02HL y 04:04HL,
aproximadamente, entrando en las cercanías de Oporto y con salida
sobre Barcelona.
Tras una intensa y larga jornada, en la que personal del COVE
estuvo activado más de 16 horas seguidas, el consorcio EU-SST
confirmó la hora de reentrada, una vez se hubo producido esta, a las
04:32HL; mientras que el 18SPCS de EEUU lo hizo a las 05:22HL
(la agencia espacial china lo haría posteriormente). Finalmente, el
punto de reentrada confirmado se situó sobre la península arábiga
y la caída de algunos restos del lanzador se produjo en aguas del
océano Índico, al oeste de las islas Maldivas, sin que se produjera
ningún daño a la población ni a la navegación marítima.
Con actuaciones como la que se ha relatado, el COVE, en su
papel de centro militar encargado de la vigilancia espacial, seguirá
velando por la protección de los activos espaciales nacionales o de
interés militar, proporcionando conciencia situacional espacial a las
unidades de las Fuerzas Armadas y contribuyendo, conforme a sus
medios y capacidades, a la defensa de España y sus intereses, a la
acción del Estado y al bienestar y seguridad de sus ciudadanos. L
Junio 2021 Revista Española de Defensa 33