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Luis Montesinos Espartero.
Julio Adaro, verdadero aspirante a vencedor en ese festival
aéreo de Santander, también tuvo sus problemas. Despegó
de Getafe con tan mala fortuna que al pasar la sierra de Gua-darrama
se desvió de la ruta prevista, por lo que tuvo que
localizar la población de Aranda de Duero, en donde tenía
preparado el repuesto de combustible y lubrificante. En el
vuelo hacia la mencionada ciudad se encontró con la temida
«panne» —como definían los primeros aviadores a la falta de
gasolina— tomando tierra en una cantera y destrozando de
tal forma el aparato que tardó varios días en ponerlo en con-diciones
de vuelo. Una vez en perfectas condiciones, para
premiar a los habitantes de Aranda de Duero, realizó unos
vuelos de exhibición, pero con tan poca fortuna que en una
de sus maniobras, al aterrizar a una velocidad inadecuada,
tropezó con un carro de labranza, saliendo despedido del
aparato y cayendo sobre un grupo de personas, hiriendo a
varias de ellas. El aparato quedó destrozado, por lo que Ada-ro
finalizó su participación en el concurso.
En septiembre de 1914 la ENA pasaba por momentos de
apuros económicos impresionantes. Las subvenciones es-caseaban
y la prensa especializada señalaba al Ministerio
de Fomento culpable de las dificultades por las que pasaba
«por culpa de un presupuesto tacaño y ramplón».
Reapertura de la ENA: La Escuela toma un nuevo
rumbo (capitán Alfredo Kindelán)
La Escuela pasaba por una alarmante situación económi-ca,
al retirarse la subvención presupuestaria. Unos días
antes de las gestiones de S. M. con el ministro Ugarte para
poner en funcionamiento de nuevo la Escuela de Getafe,
hubo una acalorada discusión en el Congreso de los Diputa-dos
que quedó reflejada en el periódico local de Getafe, La
Región. En aquella sesión el ministro Javier Ugarte y Eduardo
Dato expusieron los cuantiosos gastos que ocasionaba el
funcionamiento de la Escuela, que, según los ponentes, no
debían corresponder al erario público, al beneficiarse de ellos
un reducido grupo personas.
El periódico local La Región, en su número del 15 de mayo,
publica el siguiente artículo:
El día 5 del corriente (Mayo 1915), D. Javier García de Leá-niz,
como director general de Comercio, dio posesión en la
Escuela Civil de Getafe a D. Alfredo Kindelán, como director
de la misma.
De inmediato, a partir de la toma de posesión de la direc-ción,
Kindelán nombra a su equipo con los mejores hombres
que en aquellos momentos se dedicaban a la aviación: El 30
de mayo La Región publicaba la siguiente noticia:
AVIACIÓN
Firmados por S. M., los nombramientos de personal
de la
E. N. A. fueron favorecidos los siguientes señores:
• D. Alfredo Kindelán Duany, director.
• D. Manuel Menéndez Valdés, profesor,
• D. Julio Adaro Terradillos, ídem.
• D. Antonio Grancha, ídem.
• D. Mariano de las Peñas Mesqui. Ídem.
• D. Joaquín Urrizburu y D. Heraclio Alfaro Fournier, auxi-liares
técnicos.
• D. Ricardo Ruiz Ferri, contador.
Alfredo Kindelán, capitán de Ingenieros y piloto consuma-do,
con el apoyo del rey y del Gobierno, inicia, con la diligen-cia
y eficacia acostumbradas, las gestiones precisas para
poner a flote la decrépita Escuela. Una de las primeras cosas
que hace es presentar un programa de intenciones de lo que
sería la nueva Escuela Civil de Aviación, además de rodearse
de un equipo de profesores eficientes. El plan organizativo
de la Escuela trataba de unir a las clases de aeronáutica, los
elementos precisos de aerotecnia. Para ello proponía la ins-talación
de modernos talleres de motores y construcción de
elementos para los aviones y de un laboratorio fotográfico,
además de dotar a la Escuela de los servicios precisos. El
ministro Ugarte queda satisfecho del proyecto y le promete
desbloquear la subvención.
Con la Escuela dotada de oficinas, talleres, hangares, ga-raje
y todo lo necesario para su funcionamiento, y con dota-ción
económica suficiente, se inician las clases en el mes de
junio con cuatro aeroplanos dedicados a la enseñanza prác-tica
del vuelo y dos para las clases en tierra.
Dentro del programa de fabricación, al que se dedicó por
completo Heraclio Alfaro, estaba la construcción de cuatro
biplanos y dos monoplanos tipo «Deperdussin», similares a
los utilizados en la anterior etapa, pero con diferentes moto-res.
La Escuela, a instancias de Alfaro, se decantó por utilizar
el «De Dion Bouton», igual al adoptado por la Aviación Mili-tar.
La composición del Claustro sale publicada en el Boletín
Oficial con la firma de S. M., de la siguiente forma: «Alfredo
Kindelán Duany, Director; Manuel Menéndez, Profesor; Julio
Adaro, Profesor; Antonio Grancha, Profesor; Mariano de las
Peñas, Profesor; Joaquín Urrizburu y Heraclio Alfaro Fournier,
Auxiliares Técnicos, y Ricardo Ruiz Ferry, Contador».
El nuevo director declaró al periódico local La Región que,
dentro del plan presentado al Ministerio de Fomento, se
construiría lo siguiente: «Dos hangares de 14 metros de luz,
dos de 16 metros de luz, edificio-talleres con fuerza eléctrica
para mecánica y carpintería, edificio para almacén, oficinas,
enfermería, dirección y clases teóricas de planta baja y pri-mer
piso», aclarando que algunas de estas obras ya se ha-bían
iniciado.
ENA Escuela de Getafe 1915.