día reúnen a los nuevos pilotos de Mosca, que eran 30 en to-tal,
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para escuchar a un coronel que, esencialmente, les dice
que la situación del Norte es delicada por falta de material
de guerra; la Escuadra Naval fascista bloquea el Cantábrico
y no llegan suministros a los puertos de Gijón y Santander;
respecto a la aviación, hay dos maneras de llegar, la primera
es tocando Francia pero se desecha pues las autoridades
francesas incautan el material e internan a los tripulantes; la
segunda es peligrosa pues consiste en volar sobre zona ene-miga
y, sorteados los encuentros con su caza y su artillería
antiaérea, la llegada al campo seleccionado será con poco
combustible, exponiéndose a ametrallamientos y bombar-deos
durante el aterrizaje. Así que, en el norte necesitamos
pilotos pero únicamente irán aquellos que lo deseen, como
voluntarios. «La sorpresa dura unos instantes» añade Tarazo-na,
«al cabo de los cuales Toquero, Eloy, Frutos, Saladrigas,
Prada y yo nos ponemos en la línea de voluntarios».
Bravo17 describe en mi opinión un escenario más coheren-te:
«Unos diez pilotos de los que habíamos vuelto juntos se
refiere a la 1ª Tanda, se estableció en El Carmolí, muy cerca
de Los Alcázares, el 23 de Julio de 1937. Se trataba de reci-bir
reentrenamiento en presencia de instructores soviéticos,
al igual que en Kirovabad. Empezamos con el doblemando
UTI-4 para pasar después al I-16 o al I-15. Uno de los pro-fesores
era Boris Smirnov, hábil piloto y magnífico instructor
con el que practicamos acrobacia, combate y formaciones».
Según Bravo «El Mando de la Aviación Republicana, proba-blemente
la Jefatura de Fuerzas Aéreas en Los Llanos, eligió
un pequeño grupo de nosotros para ir al norte a volar en las
escuadrillas de Moscas que ya estaban allí desde diciembre
de 1936. Entre otros fueron elegidos Francisco Tarazona,
Eloy Gonzalo, Restituto Toquero, Ramón Saladrigas, Daniel
Ranz, Juan Huerta y Eduardo Fernández Prada».
Tenían como misión relevar a pilotos que en ese momento
llevaban actuando sin descanso, con un nivel de pérdidas,
tanto de pilotos como de aviones, muy elevado, y enfren-tados
cada día a bombardeos, ametrallamientos y evacua-ciones
continuadas de los campos propios, muchas veces
en presencia casi a la vista del enemigo. Parece lógico que
el instructor del reentrenamiento de esos ocho pilotos de
Moscas fuera, efectivamente, el ruso Boris Alexandrovich
Smirnov a fin de que pudiera formar a su manera su propia
escuadrilla para combatir en el frente del norte.
Juan Lario Sánchez narra el viaje hacia el norte
Juan Lario Sánchez18 coincide con Bravo al describir el
«raid» de los cazas republicanos hacia el frente norte y dice
«De 32 pilotos que llegaron a Alcalá bajo mando de Pligunov
alias de guerra de Smirnov para trasladarse al Norte fueron
designados solamente ocho: Frutos, Tarazona, Gonzalo, Pra-do,
Huerta, Saladrigas, Toquero y Ranz», coincidiendo con la
versión de Bravo (excepto el nombre de Prada, equivocado
aquí). Quedó así constituida la «Escuadrilla Vasca de Moscas»,
nombre popular de la Escuadrilla Smirnov, que realmente era
un destacamento autónomo de la 1ª de Moscas, con inclusión
de algunos pilotos de la 2ª y 3ª escuadrillas.
El vuelo, desde Alcalá de Henares a La Albericia, de la es-cuadrilla
de Moscas del día 18 de agosto de 1937 fue guiado
por un Katiuska pilotado por Alexander Senatorov, jefe de la
1ª Escuadrilla rusa de Tupolev SB Sofia, ya que los Moscas
carecían de instrumentos de navegación a bordo. No tomó
tierra pues necesitaba un campo más grande y, por otra par-
Foto Voluntarios al Norte según Tarazona.